ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 6: ɪɴꜰᴇʀɴᴏ

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Ambos se quedaron fijamente mirándose por un buen rato, hasta que los pasos del pasillo los interrumpieron. El niño de pelo bicolor giró su pequeña cabeza hacia la izquierda y por ese mismo lado, apareció el ceño fruncido de Touya.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó con molestia.

— Uhm...estaba buscando mi muñeco de All Might — murmuró el menor. El mayor chasqueó la lengua con odio mientras tomaba al pequeño con fuerza y lo hacía para atrás.

— Aquí no está tu estúpido muñeco — comentó.

— Es ese ¿no? — interferiste y señalaste el muñeco que estaba debajo de una silla en la esquina. Ambos niños te miraron y siguieron tu dedo. El pequeño de pelo bicolor dejó salir un sonido de alegría mientras se zafaba del agarre de su hermano y corría al interior de la habitación por su muñeco. Salió de la habitación tan rápido como entró y desapareció por el pasillo.

Qué curioso niño.

Después de eso, Touya cerró la puerta de mala gana. Luego comenzaste a sacar tus libros de tu mochila y él se sentó frente a ti, rodando los ojos y dejando caer su cuerpo con irritación. Decidiste ignorar el comportamiento que estaba mostrando, así que abriste el libro de inglés y te colocaste en las páginas asignadas según el temario que preparaste. Tenían hasta las 6 por lo que les daría el tiempo suficiente para ver dos temas de inglés y dos de matemáticas.

— Bien, saca tu cuaderno — le pediste y en respuesta él rodó los ojos.

— Escucha, ¿podemos fingir que estudiamos? Tú no quieres estar aquí y yo tampoco. Hagámonos un favor mutuo — respondió con total descaro, pero a pesar de que lo que decía era cierto, no te rendiste tan fácil.

— Tu cuaderno — insististe.

Touya te obedeció a regañadientes y sacó un cuaderno de color azul junto a un bolígrafo.

— Empecemos con matemáticas — anunciaste. — Te pondré unos ejercicios sobre binomios y trinomios.

Rápidamente sacaste un par de hojas blancas sin ningún doblez e impecables que deslizaste por la madera de la mesa hacia el chico, que miró las hojas con aburrimiento. Dejó salir un suspiro antes de tomar su bolígrafo y prestarle la debida atención a los problemas.

Mientras el chico realizaba con toda obediencia y esfuerzo los ejercicios que le proporcionaste, tú decidiste realizar tus tareas, aunque no descuidaste en ningún momento al mayor de los infantes Todoroki, quien después de unos cinco minutos, te extendió la hoja con los ejercicios resueltos. Agarraste la hoja y miraste el papel. Los 30 ejercicios de las dos hojas estaban bien resueltos. Miraste a Touya, que solo se encogió de hombros.

— Bien, ahora serán ejercicios de geometría — dijiste y sacaste tres hojas más. — Luego iremos con inglés.

Touya suspiró antes de tomar las hojas y seguir trabajando.

Por un momento te cuestionaste sobre su comportamiento. Si era tan listo ¿Por qué le iba tan mal? Incluso para ti, era complejo resolver 30 ejercicios en menos de cinco minutos.

Después de una hora aproximadamente, una señorita de cabellos castaños amarrados en una coleta pequeña y un vestido color rosa pastel irrumpió en la habitación con una bandeja con dos vasos de jugo de naranja y un plato lleno de frituras. La chica les mostró una sonrisa genuina mientras dejaba la bandeja en medio de la mesa.

— La señora Todoroki los envía por sus esfuerzos — dijo la chica. Agradeciste con otra sonrisa al mismo tiempo que Touya miraba con hambre el plato de frituras y extendía su mano hacia el plato. Tomó una papa frita y rápidamente se la llevo a la boca. La chica castaña se fue tan rápido como llego, dejándolos nuevamente solos aunque sin el ambiente medio tenso entre ambos debido a que Touya se estaba atascando con papas fritas.

Incluso si no me amas; DabiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora