Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ¹²: Mɪᴇᴅᴏ

3.9K 360 73
                                    

Las visitas de Touya comenzaron a volverse más agradables, en el sentido, que por lo menos, se había vuelto un poco más amable contigo. Incluso podría decirse que se habían vuelto amigos, no, amigos era una palabra importante para ti. Quizás cercanos. Él te saludaba en el pasillo, ponía atención durante sus sesiones de tutoría sin rechistar y lo más inusual era que se acercaba contigo durante los recesos.
Mayormente se mantenía callado o simplemente se limitaba a escuchar lo que había sucedido en tu día.

—…Y luego Aiki-sensei me regañó por que no puse las raíces correctamente — agregaste mientras terminabas de comer tu bento.

Miraste de reojo a Touya, quien estaba sentado sobre el césped, con la espalda contra la pared y la mirada sobre la nada. De repente, frunció las cejas en una mueca de disgusto.

— Aiki-sensei es una perra — murmuró con desdén. — La última vez me sacó de la clase solo porque le dije que estaba mal en una palabra.

Tus ojos se abrieron como naranjas.

— Ya, pero ¿en qué tono se lo dijiste? — le dijiste y Touya desvió la mirada hacia la izquierda. — A los profesores no les gusta que utilicen un tono inapropiado con ellos. Por eso te sacó.

Torció la boca en un gesto de apatía, que te lo tomaste a forma de juego. Luego, apareció tu amiga inseparable, Mebuki. Traía una sonrisa deslumbrante que se desvaneció en el aire en el segundo que miró a Touya a tu lado. Su mueca de incomodidad fue evidente tanto para ti como para Touya, pero él ni se movió y observó a la nada.

— ¿Qué pasa, Mebuki? — preguntaste, tratando de aislar el ambiente incómodo.

— Bueno…es que venía a hablarte de…bueno, de alguien — murmuró. — Alguien te busca.

Desorbitaste los ojos con sorpresa absoluta.

¿Alguien te buscaba? ¿Quién?

Eso pareció una razón suficiente para levantarte del césped y acercarte a un más a tu amiga, que solo miraba con temor a su kohai.

— ¿Quién me está buscando? — susurraste, interesada. Mebuki te miró a ti, de nuevo, pero por la expresión de su rostro, sabías que todavía lo estaba mirando de reojo.

— Em… ¿recuerdas al…al matón que se metió con…? — hizo una pausa y miró a Touya. — Su hermano mayor es de tercero y es el capitán del equipo de beisbol. Quiere hablar contigo sobre el incidente.

Miraste a Touya, luego a Mebuki y nuevamente a Touya. Dejaste salir un suspiro de resignación. Estabas consciente que la razón por la que quería verte, quizás era alguna plática amistosa de los hechos o la que más temías, un horrible saldo de cuentas.

Aunque realmente no tuviste nada que ver en su estúpida pelea. Miraste una última vez a Touya, se veía relajado mirando cómo se movía el césped por el aire fresco de la mañana y decidiste que esta vez, solo por esa única ocasión, te harías cargo de sus decisiones.

Desconocías sí la culpa o el genuino acercamiento con él te llevó a tomar la decisión. Le indicaste a Mebuki que se quedará con Touya, en el rato que ibas a platicar con el chico. Ella hizo una mueca de disgusto, pero accedió.

Te fuiste sigilosamente de ahí y entraste a la escuela. Caminaste con determinación por los pasillos, llenos de estudiantes hasta que saliste al campo este de la escuela. El campo de béisbol estaba entre el gimnasio y la pista de atletismo, así que fue fácil llegar hasta ahí. Luego, simplemente miraste a todos los chicos que estaban riendo y bromeando como hienas hasta que uno de ellos se te quedó viendo, tanto que tu instinto te dedujo que él era a quien buscabas.

Incluso si no me amas; DabiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora