Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ³⁹ : Esᴛᴏ ᴛᴇʀᴍɪɴᴀ ᴄᴏɴ ɴᴏsᴏᴛʀᴏs

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Yuma poseía una gran inteligencia, pero seguía siendo un niño de seis años. Durante su travesía a la salida, logró arreglárselas para pasar a su habitación y tomar su peluche de Endeavor.

Luego, siguió su camino hacia la salida con precaución. El refugio se estaba cayendo a pedazos. Las piedras grandes del techo caían sobre el piso, pero Yuma era lo suficientemente habilidoso para prevenir una desgracia.

Lo menos que quería es quedar atrapado en una piedra.

Vio a unas cuantas personas en el camino. Secuaces y compañeros de su padre y de Tomura Shigaraki. Los vio correr desesperadamente mientras gritaba "¡Los héroes ya vienen!".

El niño se alegró por esa noticia. Eso lo impulso a seguir su travesía hasta salida y cuando vio la luz del sol al final del pasillo, supo que había llegado.

El refugio estaba ubicado en una zona costera, entre los peñascos del mar. Las olas del océano se movían con suavidad sobre la playa. A Yuma no le molestaba el olor a pescado, ni a sal, en realidad, el mar le gustaba mucho (pese a nunca estar en él).

Como buen niño que era, espero a que su madre apareciera durante algunos minutos. Luego, la pequeña voz de la lógica apareció dentro de su cabeza y le indicó que sería mejor que fuera por ti.

Yuma hizo caso a sus pensamientos. Dejó su peluche de Endeavor sentado frente a la salida del refugio y se adentró nuevamente a la cueva.

Los temblores seguían, pero fue eso mismo lo que lo hizo apresurarse. Según su mapa mental, el camino que había tomado era el que se suponía debías haber tomado. Sin embargo, se sorprendió al no encontrarte en los primeros tramos.

Pensó que tal vez, debido a la fatiga, te habías retrasado. De cualquier forma, él te ayudaría con Nozomi para que salieran más rápido de ahí.

Siguió caminando entre los escombros del pasillo, mirando en cada lado para ver si lograba verte, aunque sin mucho éxito. De hecho, casi se topa con un Nomu, pero el niño fue más inteligente e hizo que se distrajera con otra cosa.

Yuma mantenía su ritmo. Estaba seguro que pronto te encontraría o solamente por el llanto de Nozomi, pero extrañamente no lograba escuchar nada más aparte de las vibraciones del suelo y los choques entre rocas.

Pasaron varios minutos antes de que sus pequeños ojos azules vieran tu silueta.

El niño no se lo pensó mucho: corrió hacia ti con todo el entusiasmo del mundo mientras te llamaba "Mami". Tu cuerpo estaba sentado sobre el suelo, traías entre tus brazos a tu bebé y lo mecías para que se durmiera. Ni notaste cuando Yuma se te acercó, no habías podido hacerlo. Estabas tan embelesada arrullando a Nozomi que no te percataste de la nueva existencia a tu lado.

— Mami, que bueno que estas bien — murmuró —. Hay que apresurarnos. Los héroes llegarán pronto.

Ignoraste el comentario de Yuma. Le pareció extraño a él, teniendo en cuanta que nunca te habías comportado de esa forma.

— ¿Mami? ¿No me escuchaste? — levantó la voz, porque quizás en su mente de niño, creía que el sonido del escenario te dificultaba escucharlo.

— Shh, Yuma — siseaste —. Nozomi está durmiendo.

El niño arqueo una ceja confundido. Realmente estabas actuando muy raro.

— ¡Pero este no es lugar para dormir! — te dijo —. Hay que irnos, mami.

— ...Nozomi es tan bonita — susurraste para ti misma —. Tan bonita...

Hubo unos segundos de silencio bastante incómodo para Yuma, pero finalmente se escuchó el llanto. No era el de su hermana recién nacida, si no tuyo. Tus lágrimas calientes cayeron sobre el interior de la manta mientras que, dentro de tu psicosis, comenzabas a reír.

Incluso si no me amas; DabiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora