Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ¹⁷: Pʀᴇsᴇɴᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ.

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Tal y como lo dijo Yuma, Dabi te trajo un precioso vestido de color azul silvestre y a tu hijo le trajo un pequeño traje. De esos de pingüino que la gente de élite utilizaba.
Le dijo a Yuma que fuera a cambiarse cuando vio tu mueca de confusión y de molestia.

— ¿Qué? — preguntó.

— ¿A qué se debe esto?

— Los del frente paranormal quieren que todos conozcan a los nuevos cargos y nos invitaron a una lujosa cena — murmuró con sarcasmo —. Quieren conocer a mi maravillosa esposa.

— Claro.

Fue tu única muletilla antes de tomar el vestido de la cama y dirigirte al baño para cambiarte aunque por la mirada de Dabi sabías que no habría ningún problema en que te cambiaras enfrente de él.

Era un vestido con corte de sirena que se amoldaba a la figura de tu cuerpo. Era muy bonito y te hiciste un peinado sencillo. Te colocaste algo de brillo labial ya que era lo único que tenías en cuanto a maquillaje.

A palabras de Dabi, no necesitabas más maquillaje porque así le gustabas a él. Saliste del baño para encontrarte con un Yuma en traje con el cabello hacia atrás, lleno de gel. Se veía realmente guapo.

Te dio mucha alegría verlo de esa forma.

— ¡Qué bonita te ves mami! — exclamó con emoción. Le sonreíste a tu niño y luego miraste a Dabi.

En silencio, se acercó a ti y se inclinó para quitarte la cadena del pie. Te sentiste liberada, aunque antes de cualquier cosa, Dabi sacó una pulsera de metal de su chaqueta y te la puso.

— Por si las dudas, mi amor — te susurró al oído —. Vamos Yuma.

Tu hijo le dio la mano a su padre y ambos comenzaron a caminar en dirección a las escaleras. Dejaste salir un suspiro antes de colocarte tus zapatos y seguirlos.

Subieron las escaleras hacia el almacén, salieron al pasillo y posteriormente de la casa.

La noche estaba algo fría, pero no más que la vez que te escapaste. Te abrazaste a ti misma mientras se detenían frente a la casa.
Un portal se abrió frente a ustedes. Yuma fue el primero en entrar. Luego Dabi te tomó del brazo para cruzar juntos.

Cruzaron al otro lado sin ningún problema. Tus ojos se encontraron con un gran salón, lleno de personas y de rostros familiares. Era de dos plantas, en la de arriba estaban los personajes importantes del frente paranormal mientras que abajo estaban los obreros, las hormigas que seguían las órdenes de los de arriba.

Yuma corrió a los brazos de Spinner mientras que el lagarto le sonreía con entusiasmo. Lo cargó entre sus brazos con gusto, dándole una vuelta.
Dabi colocó su mano sobre tu cintura y ambos caminaron en dirección a su grupo de compañeros.

— ¡Qué linda te ves, (Nombre)-chan! — exclamó Himiko con una sonrisa de oreja a oreja, mostrando los colmillos.

Te sentiste incómoda ante su presencia. Aún la conciencia te carcomía por lo que le habías hecho, pero ya tu deuda estaba saldada. Te había clavado un cuchillo en el muslo unas tres veces.

— Gracias.

Bajaste la cabeza. Una vez saludaste a todos tus cercanos, Dabi te llevó a otro lado. Junto a tres personas que estaban tranquilamente conversando y tomando vino en copas de cristal.

— ¡Oh Dabi! — exclamó un hombre con un gran fleco liso negro —. Llegaste.

— Sí, así es — murmuró con ironía.

— Y me imagino que este hermosa señorita es la aclamada madre de Yuma-san — habló otro de ellos. Tenía en cabello castaño en un pico y por las demás descripciones que te dio Dabi, pensabas que él podía ser Re-Destro.

Incluso si no me amas; DabiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora