23. Visitas inesperadas.

5.6K 891 477
                                    

Las bendiciones de Doyoung.
Versión editada.
Primera parte:
Capítulo 23. "Visitas inesperadas"

 "Visitas inesperadas"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Días atrás...

Doyoung se observó en el espejo; su cabello estaba creciendo un poco más de lo que era adecuado para lo que el había determinado hace años atrás, pero podía decir que a este punto de su vida no tenía tiempo para darle importancia a ese asunto. Sus ojeras se volvieron marcas de que tenía a unos niños demasiado activos y maravillosos exigiendo su merecida atención, por otro lado tenía su piel imperfecta que denotaba que el nunca fue de esas personas que se dedicaba a cuidar de ella, admiraba a la gente que tenía una rutina establecida para el cuidado de su piel, pero el no se creía capaz de sobrevivir a este punto con otra cosa más que hacer.

Su situación era simple pero compleja de entender para personas ajenas.

Su madre siempre le había dicho que cuando tuviese sus propios hijos empezaría a valorar el mantenerse cinco minutos sentado, le gustaba burlarse de eso hasta que comprobó por si mismo que era cierto. La presión llegaba a ser tanta que lo llevaba a colapsar en sus momentos a solas porque no se creía un padre capaz de mantener a sus hijos cerca de él, se negaba rotundamente a tener un descanso cuando podía ver lo mucho que Renjun o Mark exigían su atención después de un día ocupado, incluso si salían con sus padres.

Necesitaba urgentemente un descanso pero no podía, tenía obligaciones.

—¿Cuándo se te quitará esa manía de estarte observando demasiado al espejo? —preguntó John con una sonrisa llena de cariño. —Deja de buscar defectos donde no los hay.

El mayor se acercó hasta el pelinegro para abrazarlo por detrás, mirando con atención a través del cristal esos ojos negros que se reflejaban a la perfección.

—Creo que es un hábito de la adolescencia que se quedó ahí —explicó Doyoung mientras terminaba de arreglar su cabello. —Solía pasar horas viéndome en el espejo, tratando de imaginar como sería en un futuro, así que de vez en cuando sucede.

—¿Deberíamos de retirar los espejos de este hogar?

—No, son útiles y Jaemin adora verse al espejo.

—¿Seguro que su padre no es Narciso?

Ambos se rieron y permanecieron abrazados durante un par de segundos hasta que John dejó un beso en la mejilla del pelinegro para separarse, diciendo que tenía que volver a su computadora para terminar pendientes de la empresa.

Ojalá todo hubiese sido de esa manera, solo dos personas amándose y con el deseo de formar una familia.

Volviendo a la actualidad.

Por más que insistió a insistió, Doyoung tuvo que resignarse a dejar que John abriera la puerta. Ya todo el mundo se encontraba paranoico y creían que escuchar el timbre significaba malas noticias, a excepción de los niños, esos solo se acercaban porque eran unos chismosos de primera.

Las bendiciones de DoyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora