48. ¿Qué haremos?

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Las bendiciones de Doyoung.
Versión editada.
Segunda parte:
Capítulo 48. "¿Qué haremos?"

 "¿Qué haremos?"

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Donghyuck.

Donghyuck.

¿Será que si muero podré estar contigo?

Pero... Si muero, ¿Qué pasará con mis hijos? ¿Quién verá crecer a los mellizos y graduarse del college? ¿Quién acompañará a Jeno en sus partidos para darle ánimos? ¿Quién le dirá a Renjun que no se preocupe tanto por lo que sucederá con su padre? ¿Quién tendrá tardes de mascarillas con Jaemin incluso si se queja de que nunca le quedan bien? ¿Quién se encargará de vigilar que Mark cumpla un buen papel de esposo y padre para sus mujeres?

Supongo que el mundo es muy grande para mí.

Que... Después de tanto sufrimiento para cuidarlos, al final, nunca podré hacerlo a la perfección.

Una fuerte punzada en su abdomen lo trajo de nuevo a su realidad donde el dolor y los sonidos de la ambulancia lo estaban matando lentamente, deseaba dejar de estar sufriendo de esta manera.

Las cosas pasan tan rápido y tan lento al mismo tiempo, escucha a los paramédicos alarmados porque al parecer su tipo de sangre es difícil de encontrar y está perdiendo demasiada, la hemorragia no se detiene.

Ríe internamente. Sucedió lo mismo cuando nació Donghyuck, los médicos corriendo de un lado a otro porque no podían detener ese sangrado.

Cree estar en una habitación de emergencias de un momento a otro y tan solo había parpadeado.

De verdad tenía mucho sueño.

—¡Déjeme atender a mi hermano! ¡Solo una vez!

La voz de Karina.

Su pequeña hermanita, la mejor doctora que ha podido conocer el puto mundo.

No puede pasar a atenderlo por más que ella lo desee, incluso si sus compañeros pueden escuchar su llanto desesperado por qué le den el permiso de ayudar, va contra las reglas de su carrera.

Se quejó. Dolía demasiado, sentía que no podía respirar.

A su mente llegaron recuerdos de sus hijos, deseando poder volver a esos tiempos cuando aún eran unos niños pequeños sin conocer la maldad del mundo.

La primera vez que Mark le dijo papá, incluso si ya era un poco más mayor de lo esperado, y lo feliz que se sintió por escuchar su vocesita llamarlo porque desde ese día no dejó de hacerlo. Entraba a la habitación y su pequeño bebé gritaba "¡Papi, papi!" A cada cinco segundos, feliz de verlo de regreso después de un largo día de trabajo.

Las bendiciones de DoyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora