06. Hablemos.

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Las bendiciones de Doyoung.
Versión editada.
Segunda parte:
Capítulo 06. "Hablemos"

—Está bien —susurró Mark a su padre, cerrando los ojos cada vez que lo escuchaba sollozar

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—Está bien —susurró Mark a su padre, cerrando los ojos cada vez que lo escuchaba sollozar. —No llores por él, estamos aquí contigo.

Tarde o temprano todos sus hijos se iban a dar cuenta de la situación, bastó con llegar a su hogar y colapsar en el suelo para que todos supieran que nada andaba bien.

—No le hagas caso, Johnny es un idiota —dijo Jisung, abrazando con fuerza a su padre. —No te merece.

—Mis cartas me fallaron —se quejó Renjun, haciendo reír un poco a su padre.

—Yo también me siento mal —habló Jaemin con una mueca. —John ha pasado mucho tiempo con nosotros.

—Se llama estar decepcionado —dijo Jeno, sin muchos ánimos. —Muy decepcionado.

—Podría esperarlo de cualquier forma, pero nunca de Johnny —murmuró Chenle, a un lado de su hermano menor.

Doyoung alzó su mirada, encontrándose con que Donghyuck sollozaba en silencio al otro lado del sillón. Automáticamente levantó sus brazos y su hijo corrió hasta el, tomando asiento en sus piernas y abrazándolo con fuerza.

Podían pasar ochenta años y ellos seguirían siendo sus pequeños bebés, nada de eso cambiaría.

Entendía el llanto de su hijo, incluso si la relación con John y Donghyuck era extraña, no había duda de que el adolescente admiraba en cierta parte al adulto. Debería de estar sintiendo una enorme decepción.

Bien, estarían bien. Ya no tenía veintiséis años y la necesidad de mantener a los padres de sus hijos cerca, ya eran mayores.

Mark era mayor.

—Tenemos que ir a dormir, ya es tarde y mañana hay escuela.

Aunque los chicos se negaron múltiples veces, al final tuvieron que irse detrás de Donghyuck para que los llevara su respectiva habitación. Sus niños eran un poco especiales, cuando uno se sentía mal, no se despegaban de él hasta que estuviese mejor.

—Estoy enojado con él, quiero darle unos buenos golpes para que se le quite lo estúpido —dijo Mark después de haber limpiado sus lágrimas.

—No puedes hacer eso, es tu padre.

—¡Tu eres mi padre! —sollozó, teniendo que acercarse hasta el para darle un fuerte abrazo. —Y siempre me ha dolido verte pasarla tan mal cuando eres una buena persona, no es justo... no es justo, papi.

—Mi pequeño rayito de luz —susurró Doyoung entre su llanto. —Mi bebé.

Al final del día Mark seguía siendo una persona sensible. Un niño pequeño que fue lastimado por su papá a una corta edad, un padre que aún no encontraba el valor para pedirle perdón por su abandono.

Las bendiciones de DoyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora