21. Que no sea el.

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Las bendiciones de Doyoung.
Versión editada.
Segunda parte:
Capítulo 21. "Que no sea el"

 "Que no sea el"

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Renjun se encontraba en algún tipo de bosque, no sabía exactamente la ubicación porque no era muy fan de salir de casa, con la fama de su padre estaba acostumbrado a ser acosado por personas locas.

Pero se dió cuenta de que soñaba en cuanto hizo su reality check, pellizcando su brazo solo para notar que no sentía dolor.

Vió al fondo un pequeño destello en color verde el cual viajaba entre los árboles, como si de una pequeña hada se tratase. Bueno, esperaba que las hadas no quisieran secuestrarlo por ser bonito porque ahí sí estaba completamente jodido.

Bien, tranquilo —se dijo a si mismo. —¿Por qué aquí?

Un zorrito se asomó entre los arbustos, tímido pero a la vez juguetón, se acercó para tocar la punta de los zapatos del adolescente y después se alejó con rapidez.

Su hermano mayor llegó a su mente de la nada y la preocupación volvió, fuera de su sueño su cuerpo de movió por la cama, pataleando y quejándose por la incertidumbre.

Necesitaba una respuesta clara, hasta el momento solo tenía presagios de mala suerte a su padre, presentía que algo terrible sucedería en su familia, un tipo de cosa que afectaría más que nada a Doyoung.

Le había preguntado a su péndulo quién sufriría más con toda esta situación de mala suerte, este se movió directamente a su padre, decidió mejor guardar silencio porque vió el estado de su padre, no deseaba preocuparlo aún más con sus presentimientos.

Odiaba ese sentimiento, saber que algo andaba mal pero no poder poner en palabras que cosa era, ni mucho menos dar una explicación a todos sus familiares.

No quiero ser yo quien se lo diga —dijo Renjun de la nada, observando el cielo nublado de aquel bosque.

Y con eso supo a qué se estaba refiriendo su "yo" en el mundo de los sueños.

Bien, no serás tú.

Rápidamente se dió la vuelta al escuchar la voz de su hermano, estaba ahí, frente a él, con su típica sonrisa burlona.

Llevaba el mismo atuendo que la última vez que se vieron, aunque probablemente eso solo era producto de su mente que era con lo que más lo relacionaba.

Hyuck —murmuró con tristeza. —No...

No —repitió en burla. —Tranquilo, no es tan malo como me lo dijeron.

Su mente no soportó tanto, se despertó con un sobresalto y las lágrimas ya mojaban todo su rostro al igual que el sudor. Rápidamente se quitó las sábanas y decidió acudir hasta su padre, con su llanto desconsolado siendo protagonista de todo.

Las bendiciones de DoyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora