Las bendiciones de Doyoung

03. Mitad de mi alma.

Las bendiciones de Doyoung.
Versión editada.
Segunda parte:
Capítulo 03. "Mitad de mi alma"

—Papá...

Doyoung dejó de lado su lectura al escuchar la voz de Donghyuck y se levantó de la cama para poder acercarse a él.

—Son las tres de la mañana —susurró Doyoung, tocando las mejillas y frente de su hijo. —¿Te sientes mal? ¿Pesadillas? Vamos a tomar aire fresco y me cuentas que sucede.

El adulto cerró la puerta para que su conversación no fuese a despertar a John, el pobre estaba teniendo una semana estresante con la llegada del inventario y necesitaba dormir sus horas correspondientes.

Acarició la espalda de su hijo al verlo tan preocupado y se preguntó que estaba pasando por su cabeza como para que lo fuese a buscar a las tres de la mañana.

Una vez que llegaron al patio, ambos tomaron asiento en el columpio que Yuta había comprado para divertirse un rato. Era una noche estrellada, el viento de otoño podía sentirse chocar contra sus rostros y las hojas del árbol caían lentamente sobre el pasto.

Su vecindario solía ser muy tranquilo.

—Perdón —murmuró Donghyuck con un nudo en su garganta. —Hablé de más.

—Está bien, lo entiendo —Doyoung peinó los cabellos rebeldes de su hijo y sonrió cuando este recostó su cabeza sobre su regazo. —Comprendo que muchas veces no sabemos que ocurre con nuestra mente, no todo el tiempo tenemos que sentirnos bien precisamente... Sin embargo, gritarme y decirme esas cosas no está bien, no se trata de que debes respetarme solo por ser mayor que tú, se trata de que yo nunca he hecho nada para faltarte al respeto y espero lo mismo de regreso.

—Te grité.

—Lo hiciste.

—Tu nunca me gritas.

—No lo hago.

¿Cómo podría? Creció siendo regañado a gritos, recuerda tener miedo de equivocarse en algo porque sabía que su mamá tenía un humor especial y en cualquier momento podría gritarle por cualquier error, así fuese mínimo.

—Mi papá dijo que ibas a abortarme —Donghyuck miró a su padre, notando que se había puesto un poco incómodo.

—Se que suena feo, pero imagínate estar en una relación donde no te sientes cómodo y libre, un lugar donde no te dejan sentirte mal porque lo ven como ofensa —Doyoung observó las estrellas. —Durante el embarazo me quise morir tres veces por las crisis que tenía, en una de ellas fuí al hospital y fue donde se enteraron de que estaba embarazado de ti.

—Eso lo sé, papá me contó que fue el día más feliz de su vida.

—Lo fue solo un día, exactamente un día —susurró, teniendo que respirar profundo para continuar. —Cuando salí del hospital me llevaron a casa, Jonghyun me regañó de una manera que no planeo replicar y mi madre me dijo que se encontraba muy decepcionada de mí... No me echaron de la casa porque rogué que por lo menos pensaran en mis hijos, pero desde ese día tuve que trabajar doble turno en la panadería y dejé la escuela porque no había dinero suficiente para mí inscripción, aunque tenía un techo y una cama para ustedes, mi obligación era velar por su bienestar. A nadie le importó escuchar mi versión, Minseok se enojó mucho conmigo y no podía ni ver a Irene a la cara porque me daba vergüenza, Karina aún no tenía porque lidiar con temas de ese tipo.