10. Oficial.

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Las bendiciones de Doyoung.
Versión editada.
Segunda parte:
Capítulo 10. "Oficial"

Cuando Doyoung estaba enojado, ni el ser más puro del planeta se atrevía a acercarse dos metros

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Cuando Doyoung estaba enojado, ni el ser más puro del planeta se atrevía a acercarse dos metros. Tal vez por eso el pobre taxista ni siquiera le hizo platica en todo el camino y solo habló para decirle el precio del viaje.

Tampoco su hijo se atrevía a dirigirle la mirada, no porque le tuviese miedo, más bien porque deseaba vivir para ver qué salía de todo esto.

En la mente del adolescente se reprodujo una canción funeraria al momento de estar frente a la casa de su padre. Sí, definitivamente nada bueno le pasaría a su padre.

O solo estaba siendo dramático por el bien de su salud mental.

—¿Doyoung? —dijo HaeRin al abrir la puerta, sonriendo en grande. —Pasa, tenía tiempo sin verte. Hyuck, corazón, ¿Y esa cara?

—HaeRin, necesito que me contestes algo y que sea rápido —habló Doyoung con los brazos cruzados, llevaba sus lentes de sol para que no se notara mucho su cara de zombie. —Es sobre Taeil.

—¿Qué hizo ahora ese hombre?

—¿Alguna vez en esta vida, Taeil ha tenido intención de hacerte daño, o te hizo daño? —preguntó directamente.

El pelinegro sintió su corazón doler cuando la mujer frente a él se puso nerviosa, jugando con su cabello y mirando dentro de su hogar.

—Yo...

—Le pegó a mi hijo —dijo Doyoung con seriedad. —Y no voy a permitir que suceda de nuevo, mis hijos son sagrados, nadie los puede tocar... Pero necesito saber si te ha pegado a ti.

Su silencio lo decía todo.

—¿Rin? —Donghyuck se acercó a la mujer con preocupación.

La mujer comenzó a llorar y Doyoung sin dudarlo se acercó para darle un fuerte abrazo, besando su frente mientras dejaba suaves caricias en su espalda.

Al final del día, era su hermana menor.

Se moriría si le hicieran algo así a Karina o Irene, fue capaz de ir a moler a golpes al idiota que se atrevió a ponerle una mano encima a Minseok.

Incluso si ella fue mala persona en el pasado, Doyoung nunca dejaría que alguien más pasara por algo así.

Era horrible estar sufriendo y no tener a nadie de tu lado, por lo menos para contarle lo que sucede y que intente apoyarte.

—¿Taeil está aquí?

—Sí —sollozó HaeRin. —En su oficina.

—Bien, llama a la policía —ordenó. —No preguntes, llama a la policía y di que es una emergencia. Donghyuck, sígueme.

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