35. Nueva escuela.

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Las bendiciones de Doyoung.
Versión editada.
Primera parte:
Capítulo 35. "Nueva escuela"

Doyoung observó con adoración a su pequeño de casi siete años de edad, quién dormía en total tranquilidad sobre el regazo de su padre, con una pequeña sonrisa adornando su bonito rostro manchado con pintura acrílica

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Doyoung observó con adoración a su pequeño de casi siete años de edad, quién dormía en total tranquilidad sobre el regazo de su padre, con una pequeña sonrisa adornando su bonito rostro manchado con pintura acrílica.

Su pequeño estaba confiando poco a poco en John, lo cual era más que maravilloso.

Por otro lado, Donghyuck saltaba en su lugar, contando con emoción como es que la nueva profesora les había dicho que podían moverse por todo su salón de clases con la única condición de ordenar todo al final del día. Para un pequeño que necesitaba constante movimiento era el paraíso entero, así como Hyuck, quien ya parecía estar amando su nueva escuela sin siquiera haber pasado una semana en ella.

Un alivio.

Jaemin también estaba en su mundo, contando como su profesor de deportes le había mencionado que podría llegar a ser un gran deportista algún día, sin importar si le tenía miedo al balón o no. Doyoung había quedado encantado especialmente con ese profesor, el cual se había acercado a el para poder contarle que su hijo no era malo en la clase, solo necesitaba que le hicieran sentir cómodo con los ejercicios que realizaba.

Sus hijos crecían y empezaban a comprender que la escuela no era un lugar donde papá los dejaba un rato, sino que iban para aprender y convivir con sus compañeros.

Que Doyoung del futuro se preocupe por cuando tengan que entrar a la universidad y vivan la verdadera tortura.

—No entiendo —se quejó John. —Estuve con los chicos viendo los mejores colegios de toda esta zona, pagamos cantidades absurdas de dinero para asegurar que tuviesen buena educación con los mejores profesores... y terminaron en una escuela pública.

—Yo asistí toda mi vida a escuelas públicas y de no ser por la beca, lo hubiese seguido haciendo —le regañó Doyoung. —Ustedes, bola de cabezas de guanabana, no supieron escoger un lugar que se adaptara a las necesidades de mis hijos.

—Deja de regañarme —se quejó. —Todos somos padres primerizos, tu eres el que ya lleva un muy, muy largo historial.

—No te diré nada con respecto al comentario que acabas de hacer hasta que tu única neurona pensante termine de carburar lo que insinuaste de mí —Doyoung rodó los ojos y negó, dejando pasar el tema. —Olvídalo. Yo estoy muy feliz, ¿sabes? es la primera vez que Mark no llega a casa llorando y ni hablar de que, milagrosamente, no obtuve una sola queja de algo malo que haya realizado Donghyuck el día de hoy.

El mencionado se acercó al escuchar su nombre y entrecerró los ojos.

—Le voy a pegar un chicle en la cabeza a una compañera.

—Te rapo —atacó Doyoung.

—¡No, papá! —Donghyuck se subió a las piernas de su padre y lo abrazó con fuerza, mirándolo feo cuando se dió cuenta de que se estaba riendo. —¡Papá!

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