LXI. Charlas ajenas.

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Esta situación es tan irreal pero hilarante así que no sé si reírme o preocuparme.

Quiero salir a ver qué ocurre pero no puedo dejar a Arabella aquí sola, lo bueno es que nuestra hija está cubierta con una manta, así que independientemente la foto que hayan tomado, puedo estar segura que no verán su rostro.

Transcurren unos cuantos minutos que se sienten insufribles, así que empiezo a ver a mi alrededor.

Noto por el reflejo del retrovisor que Alex regresa caminando a marcha rápida, casi corriendo.

-¡¿Qué ocurrió?!- Lo interrogo aún sin entender nada; al parecer el fotógrafo se ha ido.

El británico se acerca a la ventanilla del automóvil.

-Se ha ido...- Menciona bastante agitado. -No... no pude alcanzarlo.-

-¿Estás bien?- Cuestiono asombrada.

-Sí... ... ... sí.-

Alex da la vuelta y se introduce en el vehículo.

-Es... ... es extraño... ... Solo era uno, normalmente... son varios.-  Insiste Turner respirando con dificultad.

De pronto la voz de un hombre nos interrumpe.

-Disculpe la interrupción... ¿Cuál es nuestro próximo destino?- Interroga el chofer del auto.

-¿Debes ir a casa... ... cierto?- Me pregunta Turner.

-Así es.-

-Al 6515... ... de Sunset Blvd.- Le dice el británico al chofer.

Nos quedamos unos minutos en silencio; él inhala y exhala profundamente luchando por respirar y yo estoy inmersa en mis pensamientos.

Me siento ridícula al desear con todas mis fuerzas poder quedarme con él toda la noche, aunque sea una vez más.

-¿Crees que alguien lo haya mandado a seguirnos?- Añado, intentando distraer mis pensamientos.

-Nadie nos seguía... Estuve muy atento a eso.-

-No te abrumes, ¿sí? No quiero que algo así arruine este día.-

-Aly, no puedo estar tranquilo. La persona que te hizo daño sigue suelta, podría hacerlo de nuevo y esta vez incluso dañando a Arabella... Ella es lo más valioso que tengo, ¿sabes?-

Puedo percibir el innegable temor en su rostro, no quiero ni imaginar lo destrozados que estaríamos si le ocurriera algo a Arabella.

-Estaré bien, descuida. ¿Ahora quién es el que se preocupa en exceso?- Digo con el objetivo de relajar un poco el ambiente.

Él me dedica una tierna sonrisa.

-Creo que los papeles han cambiado.-

-Quizá...- Hago una pequeña pausa para reír por lo bajo. -Y... lo lamento pero me veo en la obligación de decirte que no eres un corredor tan veloz como creí.-

-Bueno, ¿Qué te puedo decir? Tantos años de tabaquismo dejaron algunos estragos en mí.-

-¿Cuánto tiempo llevas limpio?-

-Poco más de año y medio.-

-Es un gran avance.-

-Sí... bueno, eso si no tomas en cuenta que por tu culpa soy adicto al café ahora.-

-

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Baby, I'm yours.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora