➡Tercera parte de "Whatever People Say I Am, That's What I'm Not"⬅
En el último año y medio han pasado infinidad de cosas que el frotman de los Arctic Monkeys y Alexandra Hutton, su novia, jamás imaginaron; en especial el radical cambio que sus vi...
Después de una serie de besos y palabras cariñosas en la playa, a la orilla del mar, Alex y yo hemos regresado a la casa, estamos recostados en una especie de asiento que está justo debajo del ventanal de la habitación principal; él tiene un montón de almohadas en la cabeza y espalda y yo estoy recostada en un par de éstas a la altura de su abdomen.
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(Imagínense que en vez de Miles, es Aly recostada sobre el abdomen de Alex JAJAJAJA)
Son aproximadamente las 3 de la mañana y evidentemente ninguno de los dos tiene ganas de volver a a la cama.
-Ahora son las 10 de la mañana en Londres.- Menciona Turner con una voz casi robótica, sin un atisbo de emoción en ella.
Sé perfectamente lo que está pensando.
-Arabella está bien, ¿te parece si le llamamos... a las 11 de la mañana de aquí, que vendrían siendo las... 6 pm de ahí?- Pregunto, levantando la mirada para encontrarme con sus profundos ojos marrones.
Turner me mira fijo, suspira y asiente con la cabeza.
Me deslizo hacia él y recargo mi cabeza en su hombro.
-Ella estará bien, estoy segura de eso, está siendo consentida por sus abuelos así que no creo que nos esté extrañando mucho.- Menciono para después darle un sonoro beso en la mejilla.
Él ríe.
Me incorporo, él abre las piernas y me pongo entre ellas, Al me abraza rodeando mi cintura con sus brazos y procede a llena mi mejilla de besos.
Estos momentos se sienten con una intimidad indescriptible, realmente a pesar de que la situación no es la mejor, puedo decir que me siento como si estuviera en casa por el simple hecho de contar con su compañía.
-Entonces, ¿veremos el amanecer desde aquí?- Cuestiona el cantante, ambos miramos a través de la ventana, hacia la oscuridad de la noche, en el negro cielo se pueden percibir una que otra estrella titilante y uno que otro punto amarillo o dorado en el horizonte.
-Me encantaría.- Bostezo.- Pero tengo que trabajar en unas horas, así que lo mejor será que vuelva a la cama.-
-¿Irás a la oficina?-
-No, Donovan me dijo que no era necesario. Tengo todo lo indispensable en mi computadora. Oficialmente soy prisionera en esta casa.- Respondo con ironía.
-¡Hey, no es tan malo!-
Reímos.
Todo esto es bastante curioso, realmente no podría decir que Alex y yo somos las personas que más cosas en común tienen. Alex es muy ordenado, yo soy un verdadero desastre; él es un hombre muy hogareño, le gusta cocinar, pasar el tiempo libre en casa, con familia y amigos, mientras que a mí quedarme en casa me hace sentir atrapada, amo pasar mi tiempo fuera, sin embargo me considero una persona bastante tímida, situación distinta a Alex, quien dice ser tímido pero a mi perspectiva no lo es para nada.