LV. Fragmentos.

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Abro mis párpados con lentitud.

-Arabella...- Susurran mis labios.

Miro alrededor, sorpresivamente estoy en un cuarto de hospital. Este sitio se me hace algo conocido pero presto demasiada atención a los detalles del lugar, está de más decir que me siento muy confundida y abrumada.

¿¡Qué demonios hago aquí?!

Intento incorporarme pero mi cuerpo duele demasiado así que solo me siento; mi cabeza se siente como si tuviera un entumecimiento, empiezo a respirar profundo para no hiperventilar.

-¡Aly, tranquila! ¡Estoy aquí!- Exclama mi madre aproximándose hacia mi, se sienta a un costado de la cama e intenta abrazarme, asustada la aparto con mis manos.

-¿Dónde está Arabella? ¿Por qué que estoy aquí?-

-Respira, ¿sí? Ella está bien, está con Alex.- 

La mujer se levanta rápidamente y toma de un carrito metálico color plateado un vaso con agua, me lo da. Tomo el vaso, bebo casi todo el contenido y se lo devuelvo a mi madre.

Eso parece calmarme un poco.

-¿Dónde está Arabella?- Insisto, estoy tan preocupada que no recuerdo si me respondió la primera vez que se lo cuestioné.

-Está con Alex, tranquila.-

-¿¡Con Alex, en Londres!? ¿Por qué?- La interrogo precipitadamente.

Mi madre se acerca, me abraza y me da un pequeño beso en la cabeza.

-No, ambos están aquí.-

-¿Aquí? ¿Puedo verlos?- Pregunto por lo bajo, no puedo levantar el tono de mi voz por más que lo intento.

No entiendo ni una palabra de lo que está pasando, las lágrimas caen precipitadamente de mis ojos.

-No aquí aquí, me refería a aquí en California. Espera un momento, ¿sí?... Todo estará bien.-

¿Alex regresó a California?

Mamá se levanta de pronto y casi corriendo sale de la habitación, supongo que buscará algún médico que me explique qué demonios me pasa.

Recapitulando... Lo último que recuerdo es que fui a la casa de Hal para encararlo respecto al asunto de la demanda contra Alex.

¿Sería Hal capaz de hacerme daño físico de esta manera?

Cielos, ni siquiera sé qué me ocurrió con exactitud, no debería teorizar...

Aterrada empiezo a mover los dedos de mis pies, luego muevo mis pies a los lados e intento encoger las piernas... lo hago parcialmente, el dolor de mi cadera izquierda me impide doblar la pierna de ese lado. Me reconforta saber que por lo menos mis extremidades inferiores funcionan.

Miro a un costado mío, a mi derecha, hay una mesita en la cual está un teléfono celular color negro asentado con la pantalla boca abajo; lo tomo y me miro en el reflejo del cristal.

Estoy pálida y bastante ojerosa.

De pronto mi madre regresa con un médico. 

Es un hombre de rasgos físicos asiáticos, con cabello negro, de aproximadamente unos 40 años y que usa un par de lentes de pasta color negro.

Ambos caminan hacia la camilla donde estoy, mi madre se queda a mi izquierda y el doctor a la derecha.

-Buenas noches, me presento, soy el doctor Murakami...- El hombre me da la mano y yo le devuelvo el gesto, lo miro atontada y sin responder, él continúa. -... ¿Podrías decirme tu nombre completo?-

Baby, I'm yours.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora