capítulo 17

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La silueta le tendió la mano. Mientras se levantaba con dificultad, Luz vio los botones plateados en la chaqueta estilo militar y un cinturón con una porra sujeta con firmeza. Un uniforme, comprendió horrorizada.

-lo siento mucho... em... señor- balbuceó Luz, tambaleándose sobre sus patines.

-no soy un señor- dijo la silueta con voz severa, pero sin duda femenina.

-oh, buenos días, señora- espetó, sus orejas cosquilleaban con firmeza -lamento mucho haberme topado con usted.

Luz miró de nuevo las botas de la mujer. No podía estar cien por cien segura, pero parecían concordar con las huellas que había visto fuera de la casa la noche anterior.

-por favor, no me digas señora, me haces sentir vieja- dijo -ha sido una exhibición magnífica de un pulpo bailarín- comentó la mujer uniformada -nunca he visto nada igual.

Luz se frotó las orejas.

-yo, em...

Miró parpadeando a la mujer, que la observaba con expresión divertida. No era una anciana, quizás tenía unos treinta y tantos años. Pero su pelo era gris plateado, teñido sin duda. Un collar con una gema naranja colgaba de su cuello y en su codo izquierdo colgaba una cesta de mimbre, cuyo contenido quedaba oculto bajo la tapa doble. La mujer arqueó una ceja y Luz se dio cuenta de que no había respondido. Sacudió la cabeza y extendió su mano.

-mi nombre es Luz Noceda. Es un placer conocerla.

La ceja en alto de la mujer tembló. Una mano cubierta de cuero suave estrechó la de Luz, firme y fuerte. La niña no pudo evitar mirar el uniforme de nuevo.

-Eda Clawthorne- dijo la mujer, inclinando su gorra a modo de saludo -soy la guardiana del pólder en este sector. Seguro tu padre te ha hablado de mí.

Guardiana del pólder. ¿era como un policía?

Luz se tragó un puñado de nervios y amplió aún más su sonrisa.

-por supuesto que me ha hablado de usted- dijo, su mente funcionaba como un reloj roto -ha dicho cosas muy buenas, emm.... señorita Clawthorne.

-solo dime Eda. Entonces, Luz Noceda- dijo con alegríay Luz supo que otra pregunta venía en camino -¿dónde se ha escondido Philip Noceda todos estos años? Me muero por saberlo.

Luz abrió la boca para volver a narrar la historia alocada pero convincente cuando un gruñido rugió desde su estómago. La clase de gruñido que solo emerge de los estómagos vacíos.

Eda alzó otra vez la ceja.

Luz sintió un rubor en sus mejillas.

-discúlpeme- dijo, su estómago rugió otra vez -me temo que estábamos tan entusiasmados con patinar que olvidamos desayunar.

El estómago de Luz dejó de gruñir.

La guardiana entrecerró los ojos levemente.

-tu cara me suena Luz. ¿nos conocemos?

Si, quería decir Luz, nos espiaste anoche. Por eso te suena mi cara.

En cambio sonrió con alegría y dijo:

-soy la hija de Philip Noceda. Sin duda por eso le resulto familiar.

-ya veo- comentó la mujer -¿y los otros cuatro?¿también son los hijos perdidos del señor Noceda?

Cuatro. Sabía exactamente cuántos eran. Debía de haber sido ella. Las orejas de Luz cosquillearon de nuevo.

-son mis mejores amigos- respondió Luz -le pedí a mi padre que los adoptara. Mire.

los inadoptables {TOH}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora