capítulo 25

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La torre del reloj marcó la hora y veinte, pero la voz de Vee resonó en los oídos de Luz de manera tan fuerte y clara como las campanas de una iglesia. Tardó unos segundos en asimilar el significado de lo que Vee acababa de decir.

-¿Belos lo ha secuestrado?- preguntó por fin Hunter.

Vee abrió la boca para hablar de nuevo, luego mordió su labio y, en cambio, sacudió la cabeza. Las lágrimas caían sobre sus mejillas.

-pero ¿viste a Belos?- preguntó Amity.

Vee asintió.

-¿King fue a buscarlo?

Vee asintió de nuevo.

-¿sabes dónde fueron?

Vee miró hacia atrás, a la multitud, imitando una búsqueda frenética y una derrota desesperanzada.

-no

Su voz no era más que un susurro y Luz no estaba segura de si lo había imaginado o no. Vee se derrumbó en el banco y ocultó la cara entre las manos.

Hunter llevó dos dedos al entrecejo.

-iré a preguntar por ahí, para ver si alguien sabe donde podemos encontrar a Belos.

Avanzó hacia la multitud con pasos largos antes de que cualquiera de ellos hubiera siquiera tenido la oportunidad de responder. Los dedos de Luz apretaron fuerte la bolsita con monedas en su bolsillo. Ella y Amity tomaron asiento una a cada lado de Vee en el banco. Las tres permanecieron calladas, sin dejar de darle vueltas al asunto. ¿en qué pensaba King?

Hunter apareció frente a ellas, con la expresión sería y preocupada, jadeando.

-nadie a oído nada de Belos- dijo sin aliento -o de su barco. Pregunté en todas las tiendas de la plaza. Tendremos que buscar en cada muelle.

-el puerto de Ámsterdam tiene más de veinticinco kilómetros de largo- respondió Amity -aproximadamente seis kilómetros cuadrados de agua y veinte kilómetros cuadrados de terreno. Habrá cientos de barcos en los once muelles principales- cuando todos la miraron asombrados, Amity añadió en voz baja: -King y yo tardamos una semana en hacer el cálculo.

-tardaríamos horas en encontrarlo- dijo Luz, su estómago se retorció con preocupación y arrepentimiento.

Aquello era culpa suya. Debería haber sabido que a King le resultará demaciado tentador seguir las pistas que Eda le había dado. Después de todo, llevaba más de doce años esperando averiguar algo, lo que fuera. Y Luz había insistido en que él esperara aún más.

-no tenemos horas- dijo Hunter -a King podría pasarle cualquier cosa en ese tiempo. Necesitamos encontrarlo rápido.

-tal vez deberíamos separarnos- propuso Amity -para cubrir más terreno.

-no- respondió Hunter -basta de separaciones. Si hubiéramos permanecido juntos antes quizás habríamos evitado que él se fuera.

Vee se puso tensa. Luz la rodeó con un brazo.

-no es culpa tuya, Vee. No podrías haberlo detenido.

La torre del reloj marcó las cuatro y media. Luz se puso de pie y extrajo la bolsa con monedas de su bolsillo.

-vamos- dijo ella -hemos desperdiciado suficiente tiempo.

-Luz- protestó Amity, enojada -de verdad, no puedes estar pensando en el periódico...

-no. Usaremos este dinero para recuperar a King. Solo puedo pensar en una persona capaz de descubrir dónde está.




El mercado estaba prácticamente desierto cuando llegaron; la mitad de los puestos habían guardado sus productos cuando el anochecer gris se cernió sobre la ciudad. Luz corrió sobre los adoquines, el aire frío quemaba sus pulmones. Los demás la seguían. Luz advirtió aliviada que la tienda de campaña aún estaba allí.

los inadoptables {TOH}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora