Solo había una cuerda amarrada a la pasarela trasera de el conformatorio y era más gruesa que el brazo Luz. Hunter subió primero, como una ardilla bocabajo. Ella observó que él llegaba al lateral de la cubierta, se giraba y le hacía una señal con los pulgares en alto.
Luz bajó la mirada hacia el oleaje de agua a pocos centímetros de ella. Sentía la frialdad que emanaba del mar. La hizo permaneces allí, como estatua, incapaz de moverse.
Vee le puso la mano en el hombro y le sonrió con pena.
-King- susurró con voz baja y suave.
Y eso fue lo único que Luz necesitó para sujetar la cuerda con las manos y las piernas y comenzar a trepar. Colgada hacia abajo, observó el cielo casi oscuro y sin nubes en vez del agua. Y luego, las manos de Hunter la ayudaron a subir a la cubierta. Se escondieron detrás de un barril y espiaron.
Las velas del barco estaban enrolladas con firmeza y los mástiles parecían cruces gigantes. La cubierta le recordó a Luz a un cementerio. Fría, oscura, ventosa, espeluznante. Cada sombra parecía tener un monstruo. Cada crujido fantasmal de la madera hacía que unos escalofríos incómodos la recorrieran.
Y la forma en que el barco se mecía despacio de lado a lado hacía que Luz sintiera que el mundo daba vueltas. Había luces encendidas en la cabina debajo del castillo de popa y, de tanto en tanto, vieron la silueta de Steve mientras preparaba el camarote de Belos. Más allá de eso, la cubierta estaba vacía.
-hay una escotilla allí- susurró Luz, señalando la proa del barco -debería llevarnos a la bodega.
Luz y Hunter avanzaron hacia ella. Las bisagras chillaron cuando Luz alzó la escotilla, pero el sonido se mezcló con el silbido del viento. Miró dentro y, al no ver nada en la oscuridad, bajó por la escalera, que crujió bajo su peso. Descendió lo más rápido posible. Hunter la siguió, la escotilla se cerró con un chirrido sobre su cabeza y ambos quedaron sumidos en la absoluta oscuridad.
El aire estaba cargado de un olor a aceite y a sal que se aferraba a la piel y a la garganta de Luz. El corazón le rugía con fuerza en los oídos y su respiración era irregular. Extendió una mano contra la pared para recobrar el equilibrio, pero descubrió que la pared estaba pegajosa de suciedad.
-Luz- susurró Hunter. Encendió una cerilla y la alzó.
Estaban en una habitación grande y larga. Había dos filas de hamacas colgadas a cada lado. En el centro de la sala había una rueda grande y horizontal, con cinco puntas. Le recordó a los engranajes que Amity le había enseñado en la sala de máquinas del molino, pero no había otro engranaje conectado a ese, así que Luz asumió que había que hacerlo funcionar a mano. Había cajas vacías apiladas en todas partes, amarradas con cuerdas. Había mopas y escobas, cubetas y barriles.
Al haber pasado la mayor parte de su vida haciendo tareas domésticas pesadas, Luz reconoció que esa era la típica habitación donde los nudillos se te quedaban en carne viva y acababas con la espalda destrozada.
La cerilla de Hunter se apagó, así que encendió otra mientras Luz buscaba una vela. Alguien golpeó una de las claraboyas. La cara de Vee apareció en el cristal, colgada de una de las cuerdas guía. Les dirigió un gesto frenético con la mano. Luz corrió hacia ella, abrió la ventana y tomó una profunda bocanada de aire fresco.
-¿has visto a King?- susurró Luz.
Vee asintió rápido. Extendió la mano por la ventana y señaló con entusiasmo una puerta al final de la sala.
-¿está allí dentro?- preguntó Luz.
Vee asintió de nuevo, sonriendo ampliamente.
-¿viste al guardia?¿a Kikimora?
Vee sacudió la cabeza, negando y ampliando aún más su sonrisa.
-entonces, ¿King está solo?
Vee asintió de nuevo.
Luz miró a Hunter, quien fruncía el ceño.
-Belos dijo que Kikimora estaba allí dentro. Lo escuché.
-tal vez se ha tomado un descanso- susurró Hunter, mirando cada sombra a su alrededor -o tal vez ya se ha ido a dormir. Deberíamos considerarnos afortunados. Vamos.
Luz miró a Vee.
-espera junto a la ventana más cercana, ¿de acuerdo?
Vee asintió con entusiasmo y desapareció.
Luz dejó la ventana levemente abierta y se giró hacia Hunter, que sostenía la vela frente a él, mirando a su alrededor con preocupación.
-Kikimora podría venir en cualquier momento- susurró él, tomando una escoba con la mano libre -prepárate.
Luz asintió y tomó una mopa. Sus armas no resultaban demaciado impresionantes, pero deberían conformarse.
La puerta que Vee había señalado estaba firmemente cerrada. Luz apoyó la oreja sobre ella. Más allá del rugido de su pulso, estaba segura que oía el movimiento de unas cadenas. Hunter alzó más la escoba, Luz acercó sus dedos temblorosos al picaporte...
Y la abrió. La puerta emitió un chirrido y Luz y Hunter vieron que era otra habitación larga llena de más cajas. Estaba casi completamente oscura, excepto por el reflejo de las delgadas columnas de luz de luna que se filtraba por las claraboyas.
Un par de ojos asustados y familiares los miraron desde el otro extremo de la sala. King tenía las muñecas y la cintura atadas con cuerdas, y la boca cubierta con un trozo de tela.
Parpadeó mirándolos y abrió más los ojos, todavía más asustado. Gruñó, sacudiendo la cabeza.
No parecía contento de verlos. Parecía aterrado.
Confundida, Luz se adentró en la sala, las tablas del suelo crujieron debajo de ella. Un gruñido bajo la hizo frenar.
El ruido había sido tan silencioso que apenas lo había oído. Miró hacia un espacio entre varias cajas, pero no vio nada. Al otro lado, había un almacén oscuro. King emitió un grito fuerte y amortiguado, moviendo los ojos hacia el lugar donde Luz acababa de mirar. Él sacudió la cabeza de nuevo. Luz dio otro paso dubitativo hacia adelante.
Otro gruñido.
Hunter y Luz se detuvieron en seco. Esta vez, mientras ella miraba el almacén y Hunter alzaba más la vela, Luz creyó ver un par de ojos brillantes.
Los ojos parpadearon.
Otro gruñido.
Como el primer trueno de una tormenta, el ruido brotó de forma leve y se hizo cada vez más alto, profundo y amenazador. La punta de un hocico apareció en la oscuridad. El monstruo dejo al descubierto sus dientes al volver a gruñir, mostrándoles dos filas de colmillos letales.
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#Kikimoraperra
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los inadoptables {TOH}
AdventureEn el orfanato Exide jamás se han infrigido las reglas de entrega de bebés. ni una sola vez. hasta el otoño de 1880, cuando 5 niños aparecen en orribles condiciones. esos bebés son Vee, Hunter, King, Amity y Luz. y aunque su cruel matrona pueda pens...