capítulo 38

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Oyeron un golpe y Luz se giró y vio que Lilith Truefall se había desmayado y se había golpeado la cabeza contra la mesa donde estaba sentada.

-yo te detendré- dijo papá marioneta con un gruñido espeluznante, ronco y menazante.

Luz prácticamente oía cómo a todos se les ponía la piel de gallina.

-suéltala ahora mismo y permitiré que vivas.

Luz vio un atisbo ínfimo de un guante gris sobre el hueco de la escalera.

Eran los mismos guantes grises que le habían dado unas monedas en la puerta del teatro hacía unas horas.

¿quién era?

Miró a los demás.

Belos miraba boquiabierto a la marioneta.

-¿cómo...?

-sin duda oíste los rumores- dijo Milou, bajando la voz a un susurro amenazante -este molino está embrujado ¿no leíste el cartel en la puerta?

Belos parpadeó, incrédulo. Bligth ahora abrazaba aterrada a Eda y la rolojera tenía una ceja alzada. Lilith aún tenía la cara sobre la mesa y balbuceaba incoherencias en voz baja mientras recobraba la consciencia.

-obedece mi advertencia- gruñó papá marioneta. Alzó las manos frente a él como si estuviera listo para estrangular a Belos -o aplastaré tu cráneo y te quitaré los sesos por la nariz.

Luz observó que la mano de Belos temblaba. Habría reído de no ser por el hecho de que Vee aún estaba atrapada bajo el cuchillo cruel del hombre.

-te abriré en canal antes de que lo intentes- dijo Belos, pero su voz temblaba.

Luz mantuvo los ojos fijos en el cuchillo y advirtió con alegría silenciosa que Belos bajaba la mano. Compartió una mirada significativa con los demás. Ahora que los adultos no la miraban, usó los ojos para indicarles a los demás que debían moverse para liberar a Vee.

-¿quién... quién eres?- susurró Belos, mirando a papá marioneta.

-tu peor pesadilla...

El cuchillo descendió una milésima más y Luz sintió un cosquilleo suave en las orejas. La sensación bajó por sus hombros y le dio un empujoncito de aliento.

-ahora- le ordenó Luz a los demás moviendo los labios sin hablar.

Hunter movió la pierna; golpeó la parte trasera de la rodilla de Belos y el mercader tropezó hacia adelante. Al mismo tiempo, Vee se retorció en un ángulo imposible y se zafó de él como si estuviera hecha de agua.

Se agachó y rodó lejos de su alcance. Amity avanzó y le lanzó a Belos el contenido de una taza a la cara, justo cuando Luz le acercaba la vela a la mano con la que sostenía el cuchillo, lo que hizo que soltara el arma y que esta cayera al suelo.

Luz pateó el cuchillo debajo de la mesa mientras Belos se balanceaba y frotuba sus ojos. Cuando la miró, gritó de furia y corrió hacia ella con intenciones asesinas.

Solo dio dos pasos cuando King apareció en la mesa detrás del mercader y golpeó su cabeza con fuerza con el libro de registros.

Belos cayó y aterrizó sobre su estómago.

Todo terminó en cuestión de un suspiro.

-¿lo he matado?- chilló King.

Belos emitió un gruñido amortiguado como respuesta.

Eda empujó a Bligth hacia una silla. La matrona chílló indignada, pero permaneció sentada mientras la relojera tomaba un poco de hilo de marionetas que había en la mesa y comenzaba a amarrar las manos del mercader detrás de su espalda.

-no lo has matado- respondió Eda -pero él deseará haber muerto cuando despierte. Pienso asegurarme de que acabe en la celda más oscura de toda Ámsterdam, con nada más que las ratas y los murciélagos como compañía.

Lilith se incorporó, parpadeando furiosa.

-¿qué sucede?- preguntó. Miró a Belos y dio un grito ahogado -¿cómo...?

Bligth emitió un chillido amortiguado detrás de su mordaza, con expresión dolorida y derrotada.

Sin embargo, Luz miraba a papá marioneta, quien ahora estaba de nuevo en la silla, hecho un bulto.

Dos guantes grises aparecieron por el borde de la puerta bajo la escalera y la abrieron.

La figura encapuchada que Luz había visto antes entró en la habitación, con el rostro aún oculto entre las sombras profundas.

Los guantes grises apartaron la capucha.

El corazón de Luz se detuvo. Era un hombre que nunca había visto, sin embargo, lo reconoció de inmediato. Era "idéntico"...

...al retrato de Camila.

Reconoció en él la cara de patata, el ojo levemente más grande que el otro y las dos orejas con forma de ciruelas del dibujo infantil de Camila.

Eran tan diferentes pero iguales a la vez.

Y su cabello...

Su cabello era del color de la noche.

Luz no podía hablar. Tenía la boca seca como la tierra; sentía una opresión en el pecho.

-¿Philip Noceda?- preguntó Hunter , sin aliento.

El hombre permaneció en silencio durante lo que pareció una eternidad, miró a Luz a los ojos y movió su mejilla con molestia. Y luego, con una voz un poco grave y algo desconcertante, habló:

-así es.


los inadoptables {TOH}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora