𝕬𝖇𝖘𝖔𝖑𝖚𝖙𝖎𝖔𝖓 ╰┈➤ [ELIJAH MIKAELSON] [2] [Español]

┆65

𝙻𝚇𝚅. ¡𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝚂𝙴𝚂𝙴𝙽𝚃𝙰 𝚈 𝙲𝙸𝙽𝙲𝙾!
❛we're planning a june wedding❜

TRES AÑOS DESPUÉS

Muchas cosas habían cambiado en los últimos tres años. Habían pasado tres años desde que Klaus se sacrificó por su familia y los sumió en su profundo sueño. Durante todo ese tiempo, Audrey y Hayley no habían dejado de trabajar para encontrar lo que necesitaban para curarlos, para despertarlos. Era un proceso lento, pero estaban consiguiendo lo que necesitaban. Su primer éxito había sido encontrar una cura para el veneno de Freya, y habían empezado a encontrar miembros de las diferentes manadas de lobos a los que extraer el veneno. Su caza conllevaba muchos desplazamientos, nunca podían permanecer en el mismo lugar durante mucho tiempo, no sin arriesgarse a que uno de los enemigos de los Mikaelson intentara localizarlos. Y más que nada, querían mantenerse fuera del radar de Marcel, por si acaso intentaba encontrarlos.

Más que nada, querían mantener a sus hijas a salvo.

―¿Cuándo es? ―Hayley levantó una ceja, mientras le entregaba a la chica Gilbert una taza de café.

―Mañana. ―Le dijo. ―Sé que es de última hora, pero no va a ser precisamente la típica boda.―

―Oye, no hace falta que me des explicaciones. ―Hayley la miró con sinceridad. ―Es tu mejor amiga, me sorprendería que no quisieras ir.―

―¿Estás segura? ―Audrey se mordió el labio en señal de culpabilidad. ―Te voy a dejar sola con las chicas.―

El híbrido Marshall se rió divertido. ―No es que sean precisamente unas niñas salvajes, Rey. ―Le recordó. ―Y para cuando vuelvas, debería tener noticias de Mary sobre dónde podemos encontrar la siguiente manada.―

Audrey le sonrió agradecida, antes de que sus ojos bajaran a su teléfono, enviando una rápida respuesta. Un mensaje de texto nunca había sido el tipo de invitación que esperaba recibir para la boda de Caroline Forbes, pero ahí estaba. Aunque no había podido mantener mucho contacto en los últimos tres años, ella y Caroline habían intentado hablar cuando podían, y Caroline la mantenía al tanto de lo que ocurría en Mystic Falls. Lo que había sucedido con las sirenas que controlaban a Damon y Enzo, la aparición de Cade, el diablo literal en sus vidas. Recordando cuando vivía allí, Audrey siempre había pensado que la vida allí no podía ser más loca. Que el drama vampírico que Stefan y Damon traían a sus vidas no podía ser más malo.