𝕬𝖇𝖘𝖔𝖑𝖚𝖙𝖎𝖔𝖓 ╰┈➤ [ELIJAH MIKAELSON] [2] [Español]

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𝚇𝚇𝚇𝚅𝙸. 𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝚃𝚁𝙴𝙸𝙽𝚃𝙰 𝚈 𝚂𝙴𝙸𝚂!
❛save my soul❜

―Ahí está. Por fin.―

Audrey miró a Klaus con desprecio, mientras Elijah la ayudaba a quitarse el abrigo, colgando mientras se unían a él en el comedor. Había sido una larga mañana al otro lado del río, ya que las brujas volvían a ir a por la cabeza de Rebekah, creyendo que seguía siendo Eva Sinclair. Dos niños habían sido atacados la noche anterior, uno muerto y el otro desaparecido, y todos los dedos apuntaban en dirección a Eva. Sin embargo, el hecho de que Rebekah tuviera ahora el control en lugar de Eva no parecía resolver el asunto, y Josephine dejó claro que no podía controlar a las brujas que querían proteger a sus hijos.

Ahora, junto con eso, estaba el almuerzo familiar al que Klaus había invitado a Freya.

―Nos hemos retrasado. ―Le informó Elijah, besando la frente de Audrey mientras le acercaba una silla para que se sentara.

Klaus se limitó a sonreír. ―Nuestra invitada de honor llegará en breve.―

―Qué raro. ―tarareó Elijah en tono desconcertado. ―En nuestra casa brillan por su ausencia nuestros invitados lupinos. Espero que no haya sido por nuestra culpa.―

―Envié a Hayley y a su marido, pobremente preparado, a pasar el día con sus hermanos lobos para probar los límites de sus nuevas habilidades. Dejándome que me ocupe de los asuntos de la familia como mejor me parezca. ―Les informó con una risita.

Audrey entrecerró los ojos ante sus palabras. ―¿Y cómo es eso, exactamente?―

―No te preocupes. ―Él le dirigió una mirada inocente.

―Niklaus. ―Elijah lanzó una mirada de advertencia a su hermano. ―La situación de Rebekah ha dado un giro. Puede que necesitemos la ayuda de Freya. Así que, ¿lo que sea que estés planeando aquí? No lo hagas.―

El híbrido se limitó a poner los ojos en blanco ante sus miradas suspicaces. ―Todo lo que estoy planeando es una simple charla con un pariente perdido hace tiempo. Tú mismo dijiste que la escuchara.―

El mayor de los dos hermanos asintió. ―Y tú mismo dijiste que eso sería una idiotez.―

―¿Lo dije? ―Puso cara de confusión, aunque no engañaba a ninguno de los dos. ―Bueno, sí que suena a mí. De todas formas, en el caso de que Freya tenga alguna información que pueda proteger a nuestros dos hijos, prefiero que la comparta bajo mis condiciones. ―Les dijo antes de señalar su oreja. ―¡Ah! ¡Creo que ahora la oigo! ―Girando sobre sus talones, se dirige hacia la puerta cuando la propia Freya apareció, sonriendo hacia los tres. ―¡Hermana! Bueno, ¡entra! ¡Entra! Ponte cómoda!―