𝕬𝖇𝖘𝖔𝖑𝖚𝖙𝖎𝖔𝖓 ╰┈➤ [ELIJAH MIKAELSON] [2] [Español]

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𝚇𝙻𝚇𝙸𝙸𝙸. ¡𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝚂𝙴𝚃𝙴𝙽𝚃𝙰 𝚈 𝚃𝚁𝙴𝚂!
❛high water and a devil's daughter❜

―Ugh, O-positivo. ―Elijah puso cara de asco, mientras él y Audrey se unían a Klaus en el comedor esa mañana. El híbrido estaba sentado en la cabecera de la mesa, vaciando el contenido de una bolsa de sangre en un vaso. ―Pagano.―

―Nuevas reglas. ―Klaus les anunció. ―Nada de derramar sangre en la casa donde duermen y juegan nuestras hijas. ―Les dijo con firmeza, ganándose una mirada de agradecimiento por parte de ambos. Levantó el vaso para dar un sorbo, pero puso cara de circunstancias al olerlo, y volvió a dejar el vaso en el suelo. ―Quizá salga a cenar.―

Audrey miró entre los dos hombres Mikaelson y puso los ojos en blanco, tomando ella misma el vaso de sangre. ―Unos engreídos. Los dos. ―Murmuró, tomando un trago sin problemas.

Elijah la miró juguetonamente antes de aclararse la garganta, centrándose en su hermano mientras negaba con la cabeza. ―Oh, no, no, no, no. ―Dijo entre dientes. ―No tenemos forma de saber quién ocupará el lugar de Dominic como mano derecha del Hueco. Podría haber cualquier número de discípulos por ahí.―

―Sí, sí, sí, todos los que puedan tener los medios para matarnos. ―Hizo un gesto de aburrimiento, estrechando ligeramente los ojos al continuar. ―Si no te hubieras apresurado a matarlo, estaríamos tratando con el diablo que conocemos.―

El mayor de los dos puso los ojos en blanco. ―Lo dice el diablo que mejor conozco.―

Audrey se mordió el labio para no soltar una carcajada, mientras se encaramaba al borde de la mesa. ―De acuerdo, criticar al otro no es productivo. ―Recordó a la pareja. ―Dejemos el comportamiento de los niños para los niños de verdad, ¿de acuerdo?―

Klaus no parecía impresionado, pero asintió. ―Supongo que tienen un plan. ―Adivinó.

―Freya colocará un hechizo de barrera alrededor del recinto. ―Le informó Elijah. ―Nadie entra ni sale.―

Al instante, un ceño fruncido se formó en los labios del híbrido mientras se ponía en pie. "Oh, así que debemos quedarnos aquí mientras nuestros enemigos buscan resucitar esta monstruosidad y déjame adivinar, no estarás confinado aquí.―

―Tengo que hacer un pequeño recado. ―respondió Elijah crípticamente.

El ceño de Klaus se frunció. ―Y mientras tú estás retozando por toda la ciudad, yo estoy ¿qué? ¿Castigada?―

―Esencialmente. ―Elijah asintió, sin parecer inmutado por la mirada que recibió a cambio. ―¿Por qué no descargas tu frustración en esa asquerosa mandíbula que tanto parece fascinar a nuestro enemigo?.―