Tan fuerte como la piedra

Encuentros

Maria Jose había terminado la convención el viernes en la tarde, y se dirigía al aeropuerto a tomar su vuelo para volver a su casa. Había conversado con Daniela acerca de los planes del día siguiente y acordaron por iniciativa de Daniela que ella se iría en tren hasta la ciudad donde vive María José para que esta no fuese a NY a buscarla y tuviese que volver, la esperaría en la estación y se irían a casa de Zach, donde pasarían la tarde. Una vez finalizado el evento, se irían a casa de MJ a pasar la noche, y que fuera lo que Dios quisiera que pasara.

María José contactó a la chica que la ayudaba con la limpieza, que iría en la mañana, porque aunque vivía sola, y era ordenada, prefería que la casa estuviese pulcra para dar una buena impresión a Daniela. También quería ir al supermercado y comprar snacks y cositas de comer, para no tener necesidad de salir, si no querían hacerlo. Y MJ sospechaba que no iban a querer.

Daniela por su parte había pasado gran parte del día buscando el outfit perfecto para usar en esa reunión. Le había preguntado a María José cómo creía que debía vestirse, a lo que ésta le contestó: "Eres hermosa de cualquier manera, lo que te pongas te quedará bien", comentario que hizo aumentar su nerviosismo. Quería verse linda, con la ropa apropiada, y que María José la viera atractiva, como si María José ya no estuviese loca por ella. Hasta con un saco la vería hermosa. Daniela empezó a sacar ropa de su closet y a probarse todo lo que tenía, pero luego de un par de horas su cama estaba cubierta por una montaña, y ella sin encontrar lo que sería el outfit perfecto. Que difícil era todo, pensaba Daniela.

Daniela recordó a su amiga Mariana y la llamó por FaceTime, para que la ayudara a escoger el vestuario perfecto.

—Primero que todo, tienes que dejarme claro que tipo de reunión va a ser y qué impresión quieres dar.
—Es una especie de parrillada, va a ser en la casa de Zach, el mejor amigo de María José, y obviamente quiero dar una buena impresión, quiero que ella me vea atractiva.
—O sea, solo te importa como te vea ella—le dijo su amiga con una mirada pícara.
—Claro que no, bueno si, pero quiero que me la quiera quitar después.
—Daniela!!
—Ay Mariana, esa mujer me gusta mucho, y obviamente quiero ir más allá con ella. Por culpa de ese bendito ataque he estado amarrada a este apartamento y ya quiero salir y disfrutar lo que la vida me tiene que ofrecer.
—Y también tú te estás ofreciendo a la vida... o a ella
—Ya no tenemos 15 años. Acuérdate que ya pasó de 30...
—Eres una bobita Daniela, esa mujer como que te dio agua de calzón.
—Que grosera eres Mari, no me ha dado nada...
—Si así estás tan tragada, no me imagino después.

Estuvieron sus dos horas viendo cuál sería el look perfecto, hasta que consiguió lo que le parecía que iba a ser la vestimenta adecuada. Una camisa de botones color verde manzana y unos pantalones blancos que compró el año pasado y que nunca estrenó. Era el outfit perfecto para el inicio de la primavera. Ojalá le gustara a María José...

Por otro lado, María José arribó al aeropuerto de Newark bien entrada la noche, tomó un Uber y se dirigió a su casa, sentía que tendría un día muy largo por delante. Muchas cosas que quería hacer antes de que llegara Daniela y no estaba segura de poder lograrlo. Al llegar a su casa envió un mensaje de texto a la chica avisando que ya había llegado y decidió dejar de pensar en tantas cosas al mismo tiempo, pues ya su cerebro estaba por explotar, necesitaba descansar para estar lo más fresca posible al día siguiente.

Finalmente el día esperado llegó, hoy se verían las chicas, y ambas tenían expectativas que sobrepasaba la estratosfera. Daniela se levantó, buscó todas las opciones para llegar a donde vive María José, sí se iba en tren, en autobús, cómo sería la mejor manera de viajar hasta allá. Estuvo tentada a tomar el autobús, pero mirando la ropa que había escogido, decidió que mejor se iría en tren, no quería que nada dañara o ensuciara su ropa, estaba decidida a que María José la encontrara atractiva. Esta mujer la llevaba loca, se sorprendía de cómo su mente estaba tomada por el pensamiento de ella.