Llamas

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María José tuvo la idea de que Daniela se quedara con ella ese domingo en la noche, que ella la llevaría el lunes a Manhattan, tomando en cuenta de que ella misma había dicho que necesitaban estar lo más expuestas posibles la una a la otra por el tiempo que Daniela estaría fuera del país, aunque sabía que era un arma de doble filo, mientras más se expusiera más la iba a extrañar en el futuro. Pero eso no la detuvo, quería seguir sintiendo lo que esta mujer la hacía sentir, quería seguir teniéndola cerca, la necesitaba en su vida.

Pasaron la tarde viendo películas, retozando a ratos, conociendo la geografía de sus cuerpos, sintiéndose la una a la otra. Al llegar la noche se quedaron dormidas una en brazos de la otra sintiendo una intimidad que nunca antes había sentido, finalmente llegó el amanecer y Maria Jose vio a Daniela dormida plácidamente, maravillada de lo hermosa que se veía así, con una paz y una calma incomparable. Ambas se levantaron, se arreglaron y se dirigieron hacia Manhattan tal como Maria Jose le había prometido a Daniela que haría.

–Se que te va a sonar loco, pero no quieres quedarte esta semana en mi casa conmigo?-- preguntó Maria Jose con un tono nervioso– Digo, si no tienes nada que tengas que hacer acá en la ciudad. Si necesitas hacer zoom o videoconferencias, mi internet es de alta velocidad, cerca de mi casa hay un parque donde puedes ejercitarte, puedes usar cualquiera de mis cuartos para alguna actividad que tengas. Piensalo.
–Dejame revisar bien que tengo agendado... pero no se, no te parece que vamos muy rápido?—Le contestó Daniela con cierta reserva–A ver, no es que no quiera, pero no se...
–Está bien, tienes razón—le dijo María José con decepción en su voz.
–No  te molestes, please–hablo Daniela con voz suplicante.
–No me molesto, solo se me ocurrió que podíamos pasar más tiempo juntas, pero te doy tu espacio.
–No es un tema de espacio...

Daniela tomó su cara entre sus manos y le dio un beso que comenzó siendo tierno, y luego se fue profundizando, para luego decirle a Maria Jose, pegada a su boca: "¿Te parece que es el beso de alguien que quiere espacio?". Le explico que solo quería organizarse, ver su agenda, para poder arreglar todo y poder irse a pasar unos dias con Maria Jose en su casa, lo que hizo que esta sonriera de la forma más amplia que conocía, formándose el hoyuelo en la mejilla y con los ojitos pequeñitos.

Maria Jose se dirigió a su trabajo, realizó sus actividades diarias usuales, sin que saliera esa mujer de sus pensamientos. Se enviaban mensajes de texto tiernos y reían como bobas recordando lo que había pasado el fin de semana. Cerca de la hora del almuerzo, recibió una llamada de su hermana Valentina, que sentía demasiada curiosidad de saber cómo habían pasado el fin de semana.

–Hermanita, ¿me vas a contar como te fue en tu fin de semana de pasión salvaje?
–No hay nada que contar Valentina, me fue bien, es lo único que te puedo decir.
–No seas aburrida, cuéntame todo.
–No te voy a dar ningún detalle morboso, si eso es lo que estás esperando, solo te voy a decir que lo pase muy bien con ella, me siento bien, cómoda, siento que vamos bien.
–¿Cuándo me la vas a presentar hermanita?
–Cuando vengas a visitarme te la presento.
–¿Y si van papi y mami conmigo? ¿Se las vas a presentar también?
–Me imagino, eso es algo de lo que no me quiero preocupar por ahora Vale. Necesito estar segura cómo vamos para después ver a quien se la voy a presentar y demás. Vamos paso a paso.

Daniela se encontraba en su apartamento revisando todas las actividades que tenía agendadas esta semana. Una de las ventajas de su trabajo como actriz era que no tenía un horario fijo que cumplir, pero que también era un arma de doble filo, porque en ocasiones sus jornadas de trabajo eran de más de 12 horas continuas, si tenía algún ensayo o alguna grabación. Había arreglado casi todo, solo quedaba la conversación que iba a tener con Raul y su abogado con respecto a la oferta que le presentaba LWE, pero esa iba a ser en persona, así que esperaba por su manager para poder reunirse y tomar la decisión necesaria.

Tan fuerte como la piedra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora