Habladurias

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La llegada de Valentina ha sido el mejor evento que les podía ocurrir a las chicas, Maria Jose tenía una nueva luz en sus ojos, un brillo en su mirada que antes no tenía, y Daniela se sentía feliz de ver como su novia se encontraba feliz de tener a su hermana cerca.

Una cosa es estar feliz con tu pareja, y otra muy diferente es estar feliz porque tienes cerca a tu familia, a tu sangre, son dos sentimientos que si se tienen al mismo tiempo, pueden hacer que una persona se sienta plena y completa.

Maria Jose estaba extasiada teniendo a su amor y a su hermana al mismo tiempo en casa, nada la hacía más feliz, y nada de lo que ocurriera en su trabajo, o en ninguna parte la hacían sentirse afectada. Ese buen humor que experimentaba se reflejaba en que tenía la mente más clara para resolver las cosas que se presentaban en el día a día.

Ya faltaba solo una semana para el inicio del seminario y estaban afinando los últimos detalles, como la limpieza y el orden de las oficinas. Maria Jose delegó en Lee la responsabilidad de que todo estuviese en su lugar, mientras ella se encargaba de otras cosas, como ensayar la charla que le tocaría dar el primer día del seminario. Esto la tenía un poco nerviosa, porque el último seminario fue dos años atrás, y querían que todo saliera perfecto.

Algo que también tenía como en el fondo de su mente era haber dicho que Daniela era su esposa, quería conversar con su psicóloga, a ver si era que de verdad quería que lo fuera o solo fue un desliz de su mente. Ella tenía una opinión fuerte acerca del matrimonio, no estaba negada, pero tampoco pensaba que era su motivo de vivir en la vida. En eso pensaba cuando vio llegar a Zach a su oficina, quien no traía una cara muy feliz.

–Hola MJ, quisiera hablar contigo de algo.

–Uy Zach, con esa seriedad me estas asustando. Pasa adelante y sientate.

Zach entro a la oficina y cerro la puerta con llave, cosa que extrano a Maria Jose, porque no era algo que usualmente hiciera.

–Tengo que hablarte de algo que no me tiene muy feliz.

–¿Qué pasa? ¿Hay problemas con los preparativos del seminario?—le preguntó Maria Jose entre preocupada y extrañada, porque si en algo se habían esforzado era en que todo saliera bien.

–No se como plantear esto sin que suene mal.

–Zach, tú y yo tenemos quince años de conocernos, no des tanta vuelta y dime que pasa–contesto seria.

–Esta mañana estaba dando una vuelta por el almacén, ya sabes que me gusta hacerlo de vez en cuando para ver como va la operación, no me escondo pero tampoco lo anuncio.

–Si, lo sé.

–El punto es que estaba revisando unas paletas y cajas, creo que nadie se había dado cuenta de que estaba allí, y escuche a unos trabajadores comentando acerca de que tu tenias algo con Lee, y lo que decían no era nada bonito.

Maria Jose no podía creer lo que estaba escuchando, ella sabía que había gente hablando en la oficina, pero llegar hasta el almacén le parecía el colmo.

–Tu estas claro de que cualquier cosa que hayan dicho es mentira, ¿verdad?—le dijo Maria Jose, mientras veía que él ponía cara de vergüenza–No me jodas Zach, ¿tu crees que eso sea cierto? Ella tiene la edad de mi hermana, por el amor a Dios.

–Lo siento MJ.Escuche lo que hablaban y me indigne de que dijeran eso, pero parecían muy seguros de lo que estaban diciendo.

–Como te dije antes, tú y yo nos conocemos desde hace 15 años, si alguien conoce mi vida, personal, amorosa, profesional, eres tú, y me ofende que pienses que estoy teniendo algo con esa muchacha. Yo estoy con Daniela, ¡por Dios!.

Tan fuerte como la piedra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora