Asignacion

272 29 2
                                    

Daniela había terminado de pasar su domingo acostada con Maria Jose, un día de flojera, de solo estar en la cama, ver películas, nada que exigiera demasiado de ellas después de ese episodio de la borrachera de su novia.

En un principio había estado muy molesta por la irresponsabilidad de su chica, después pasó a estar alarmada por cómo se dieron las cosas en realidad, y al final del día se le iba metiendo en el cuerpo como una desazón, como una sensación extraña, que no sabía identificar. No era que desconfiara de Maria Jose, ella nunca le había dado motivos para pensar mal, más bien su novia siempre la había reafirmado, pero no le gustaba la presencia de esa chica en sus vidas, porque cada vez que tiene algún tipo de encuentro, la sensación de molestia era lo que siempre quedaba después de todo.

Había decidido no darle más pensamientos ni energía a esa persona, y el lunes decidió que se iría a la ciudad, que pasaría por su apartamento a revisar su correspondencia, y básicamente a ver cómo estaban sus plantas. Valentina se iría con ella, y al llegar a la ciudad pasearia por  algunas galerías, aprovechando que ya casi le tocaba volver a Colombia.

Maria Jose las dejó en la estación de tren, y se fue a la oficina. Ella también había tenido su lucha interna durante el domingo, aunque no había querido decirle nada a su novia, para no preocuparla. Sentía que su contacto con Lee debía ser el mínimo, no quería ni le interesaba estar cerca de una persona como ella, pero sabía que no podría hacer mucho en el trabajo, pero en su vida personal no la quería cerca.

Cuando estaba entrando en su oficina se encontro a Shirley, quien la saludo con mucho afecto, como siempre ocurria, pero Maria Jose se sintio disgustada en ese momento, porque recordo que su amiga no se habia preocupado por ella.

–Hola mi niña, ¿cómo estás?--le pregunto Shirley, con el afecto y ternura que la caracterizaba.

–Estoy bien, gracias–le contestó Maria Jose, sin querer ahondar mucho en la conversación.

–Estás sería...

—Es que estoy tratando de entender lo que pasó el sábado—le contestó María José luchando contra la molestia que se iba apoderando de ella, y tratando de seguir hacia su oficina

—¿Qué pasó el sábado?—Shirley le puso la mano en el brazo de María José para detenerla.

—Por favor Shirley.

—¿Por favor que? No entiendo— Shirley le mostró una sonrisa nerviosa.

—Pasó  que me dejaron sola en ese bar, cuando tenía la borrachera más grande del mundo, sin importarles mi bienestar, eso pasó.

Shirley la miró incrédula, sin dar crédito a lo que escuchaban sus oídos.

—Maria Jose te prometo que yo pensaba que Daniela te iba a ir a buscar.

—¿De donde sacaste esa idea? Yo me fui contigo y esperaba volver contigo—Maria Jose mostraba mucho dolor en su mirada, que no quería mostrar porque no le gustaba ser vulnerable ante otras personas.

—Lee me dijo...

María José la miró con tristeza, negando en silencio  y se fue a su oficina sin esperar que Shirley le explicara nada.

—Maria Jose...

Daniela y Valentina iban caminando por la calle cercana al apartamento de la primera y conversaban de los planes que tenían para verse más tarde.

—¿Estas segura que no tienes problema en ir sola a la galería? Si me esperas unos minutos puedo acompañarte—le decía Daniela queriendo convencerla para no dejarla sola.

Tan fuerte como la piedra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora