Cena

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Después que llegó la comida las dos mujeres cenaron, y ambas tácitamente decidieron dejar las cosas así. No había motivo para que Daniela reclamara nada, porque era un mensaje que aunque raro no indicaba nada y María José no sentía que tuviera que dar explicaciones, por lo mismo.

Ella pasó la tarde con una compañera de trabajo, haciendo una actividad del trabajo, donde lo único que se habló fue relacionado con el trabajo. Por eso le parecía extraño el mensaje, porque si era por el trabajo bien podía haberlo dicho cuando se vieran en la oficina. María José decidió llamar a su hermana camino a la oficina, porque sentía que ella podía darle un punto de vista diferente, ya que ella estaba fuera de toda la ecuación.

—Hermana querida de mi corazón—contestó Valentina el teléfono, siempre le gustaba molestar a María José.

—Hola pulga, ¿ya tienes la maleta lista?—le pregunto María José a su hermana.

—Ya esta todo listo. Dentro de una semana estaré cayéndote por allá, así que prepárate.

—Jaja, no me hagas que me arrepienta de invitarte.

—Tan grosera...

—Pulga, te estoy llamando porque necesito de tu retroalimentación con algo.

—Ay Poche, ¿que le hiciste a Daniela?.

—Nada, ¿por qué tienes que pensar que le hice algo?—le preguntó María José entre sorprendida y ofendida—¿Has hablado con Dani?

—No. No he hablado con ella. Pero cuéntame porque siento que algo debe haber, por tu respuesta.

—No hay nada. Solo qué hay una chica en el trabajo, y las cosas estan un poco raras con ella.

—¿Cómo es eso? Te escucho.

María José suspiró. Quería ser lo más clara e imparcial posible al contarle la historia a su hermana y que está le pudiera dar su opinión.

—Bueno, esta chica comenzó a trabajar en la compañía hace poco más de un mes. Es buena en su trabajo, por lo que ha comentado su supervisora directa. Creo que debe tener como tú edad.

—Ajá...

—Por otro lado, totalmente no relacionado con esta chica, tuve unos días en que las cosas con Dani no estuvieron bien. Por mi culpa, no voy a negarlo...

—Ok...

—Entonces un día yo estaba de mal humor, ella también, yo fui una inconsciente reactiva en esa situación y decidí salir con amigos del trabajo que me habían invitado porque Daniela estaba actuando raro conmigo. Entonces cuando ella me dijo que si quería salir conmigo ya había cuadrado con la gente del trabajo, entonces ella me dijo que estaba bien. Que saliera con ellos. Que al final resultó ser sólo esta chica de la que te hablé que es nueva en la compañía.

—Ya va, ¿que...?

—Después de la salida con Lee, que así se llama esta muchacha, las cosas se arreglaron con Daniela, hablamos, yo le pedí disculpas, y todo está bien. Pero ayer estuve trabajando con Lee, todo normal. Y ella me mandó un mensaje en la noche que decía algo así como que gracias por el rato que pasamos o no se, que para haber sido por algo de trabajo me sonó raro. No sé, me dio una sensación rara sobre todo porque Daniela lo vio primero que yo.

—¿Pero te reclamó? Además la pregunta es por qué Daniela te revisa el celular.

—No lo hace. Yo le dije que estuviera pendiente porque habíamos pedido domicilio. De todas maneras ella tiene mi clave, yo tengo la de ella, pero no revisamos nuestros celulares, excepto que la otra lo pida. Hay suficiente confianza y respeto para no hacerlo si no hay la autorización. Y no me reclamo nada en sí, sólo me pregunto si nos habíamos reunido de trabajo porque me enviaba un mensaje así. Y que yo había abierto esa puerta al salir con ella.

Tan fuerte como la piedra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora