Recargando

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Luego de un largo y tedioso viaje las chicas habían llegado finalmente al resort que Zach le había recomendado a Maria Jose, que estaba muy expectante de que el lugar fuese agradable para las dos. Ella no era tan exigente, pero quería que su primera vacación con Daniela fuese inolvidable, además de que les permitiera descansar por unos días antes de volver a la rutina laboral.

Ahora Maria Jose quería poder disfrutar más de las cosas y no enfocarse tanto en el trabajo, sobre todo porque ahora tenía a una persona en su vida con la que quería estar siempre y entendía que el trabajo era un medio y no un fin en sí. Conocer a Daniela la había hecho replantearse muchas cosas, la había llevado a pensar en el matrimonio y formar una familia, cosa que hasta hace poco ni siquiera se le había cruzado por la cabeza.

A pesar de pertenecer a un núcleo familiar estable, ella tenía ideas muy extrañas con respecto al matrimonio, a ella le parecía que la idea de la institución matrimonial le era ajena, no le parecía que fuese un sueño que quisiera lograr,  como sí lo era para sus amigos, sino que era una manera de que el patriarcado pudiera controlar a la mujer. Maria Jose se consideraba a si misma como feminista, a mucha honra.

Todas estas ideas habían cambiado un poco después de conocer a Daniela, ya no le parecía que casarse era una forma de control sino que era una forma de compartir con la persona que amaba no solo su vida, sino sus bienes y que esto le pudiera brindar cierta protección y estabilidad a futuro. Aunque había pensado que no tendría hijos, después de estar con Daniela y ver sus fotos de nina, le parecía la cosa mas tierna del mundo imaginarse una mini Daniela o una mini Maria Jose corriendo por la casa, a pesar de que la idea de ser responsable de una personita le causaba un terror agobiante.

Y no era que le preocupara sentirse amarrada por un bebe en el sentido de que no pudiera hacer cosas, como sus primas que decían que no querían tener hijos para no dejar de viajar o ir a fiestas, sino porque le preocupaba que se enfermaran, que se golpearan, que tuvieran problemas y tribulaciones. Esto era lo que pasaba por la mente de Maria Jose mientras estaba haciendo su meditación matutina. Había aprendido que meditar no es quedarse en blanco, sino dejar que los pensamientos vayan pasando y encontrando nuevos pensamientos que vayan fluyendo y acomodándose.

Un rato más tarde Daniela se fue despertando, y sintió a María José a su lado, revisando su correo electrónico y leyendo las noticias. Ella entendía que a su novia le gustaba revisar el correo electrónico y ver si no había algo pendiente de trabajo, de manera de dejarlo todo listo y poder pasar el día sin ninguna preocupación de que algo estuviera quedándose sin atender. De todas maneras no era un negocio de primera necesidad, pero se habían creado un nombre en el mercado y era de primera necesidad para sus clientes, por lo que siempre estaban pendientes de atenderlos a tiempo.

Daniela se enrolló en la cama y pensó que tenía un rato más para dormir, mientras su novia terminaba sus pendientes, cuando escuchó a María José exclamar con sorpresa en su voz.

—Tu me tienes que estar jodiendo—exclamó María José con indignación en la voz.

—¿Qué pasó mi amor?, ¿está todo bien?—le preguntó Daniela con preocupación.

—Chiqui... en la corte suprema anularon Roe V Wade—tratando de contener sus lágrimas.

—¿Que?—casi gritó Daniela levantándose de la cama y tomando su teléfono para ver las noticias

Tanto Daniela como María José se consideraban a sí mismas como feministas, que buscaban la igualdad de derechos para las mujeres y las minorías y esta anulación significaba un paso atrás en las luchas que ellas apoyaban.

Esta ley establecía que las mujeres, amparadas en el derecho a la privacidad, podían elegir si continuaban o no sus embarazos, y que el gobierno de los Estados Unidos no podía interferir en este derecho.

Tan fuerte como la piedra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora