▪️Chapter Two

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"Chapter Two: My only girls."
"Capítulo Dos: Mis únicas chicas."

Me dirijo hacía mi casa luego de que el señor Donovan me dejara salir "temprano". Lo bueno de todo esto era que no había demasiado tráfico, pero tendría que apresurarme porque mi casa no se encontraba en lo que podemos decir "perfecta condición", y si mi madre lo ve, no va a acabar de darme su sermón por lo que puede ser todo un mes. Soy un adulto, no le tengo miedo a la mujer que me dio vida, es más como, querer evitar problemas porque cuando mi hermana y mi madre se juntan no hay quien las pare. Asi que hago lo mejor que puedo para hacerlas felices... claramente no hago mucho.

Nota mental:
Todo está en la paciencia. Son tu familia no podemos hacerle daño. Somos muy jovenes y guapos para ir a la carcel.

No tengo novia, no es como que necesite una tampoco, pero al parecer mi familia no puede entender eso. Mi hermana esta casada y eso solo empeoró mas las cosas, puso más presión sobre mí, ya que, si mi hermana esta formando una familia, ¿por qué yo me estaba tardando en formar una? Por eso, tenía una visita de intervención cada estúpido mes, mi madre me ofrece una cita a ciegas con una mujer que ella califica que puede ser buena madre, y yo tengo que venir con excusas nuevas cada mes para rechazar a mi madre lo mas amable que puedo.

Al llegar a el edificio donde se encuentra mi departamento, estaciono mi carro rápidamente para luego bajarme casi corriendo. Al llegar a la puerta y pasar mi tarjeta de identificación para que esta se abra, ,me encuentro con los ojos del portero sobre mi, me mira extrañamente, solo me dedicó a levantar mi mano en forma de saludo y pasar su escritorio con rapidez.

- Espere, Sr. Wood- dice después de que aprieto el botón del ascensor.

- Lo siento se me hace tarde, Michael - explicó apresuradamente.

- Pero... - las puertas se cierran antes de que escuche otra palabra, puedo hablar con él luego, ahora tengo problemas mas importantes que resolver.

Llego al noveno piso y las puertas del ascensor se abren, abro mi departamento y un olor rapidamente inunda mis pulmones al respirar. Me quedo estático al reconocer el olor rapidamente.

Comida casera.

¡Oh no! Jodidamente no. Ya están aquí.

Comienzo a caminar hacía la cocina con lentitud, siendo capaz de escuchar los murmullos de voces femeninas, luego una risa que bien reconocería en cualquier lado se esparce por todo mi departamento. Entro con cuidado para ser observado por dos pares de ojos azules, ambas se quedan mirando, su mirada revisandome de arriba a abajo.

- ¿Qué hacen aquí? Se supone que llegarían en dos horas - cuestiono revisando el reloj en mi muñeca.

- Hola, pequeño hermano. Yo estoy bien, gracias por preguntar - habla Jennifer, con clara irritabilidad. Pongo los ojos en blanco ante su madurez. Mi madre se cruza de brazos, expectante. Sonrío al ver a ambas enojadas, para luego abrazarlas con fuerza.

- Las extrañé - confieso honestamente, depositando un beso en la frente de cada una. Noto una pequeña sonrisa en el rostro de mi madre pero no dura lo suficiente al cambiarse a un ceño fruncido con rapidez. Las mujeres son tan drásticas.

- Encontré muchos condones, Elliot. - Es lo primero que dice - Tu novia y tú son muy activos o sigues en las mismas andadas - me llama la atención y no puedo evitar ponerme rojo de la vergüenza.

- Mamá... - reprocho mientras niego, listo para argumentar mi caso.

- Nada de mamá, James Elliot - me corta dandome la espalda para seguir cocinando. Jennifer me pasa los vasos y los cubiertos, y luego le pasa los platos a mi madre para servir la comida. Una familia "feliz", no puedo evitar sonreir al verlas. Todos nos sentamos y me preparo, al momento incómodo en la mesa, tomando un poco de agua.

JEFE [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora