Las marcas que dejaste mientras dormía

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una nueva actualización llena de sentimientos

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El rostro de Albedo estaba cubierto por una fina capa de dolor, casi imperceptible cuando al fin cruzo las puertas de su hogar, las lágrimas se habían secado solo dejando dos pequeñas líneas casi trasparentes por sus mejillas, su cabello le cubrió sus ojos teñidos de un ligero gris y rojizo cuando busco a Sacarosa, la cual estaba esperando a que Klee terminara de acomodar sus peluches en la cama para ir a dormir.

-¿puedo preguntarte algo Sacarosa?- el tono frio hizo que sacarosa se preocupara un poco, tanto que salió de la habitación de Klee

-claro, ¿paso algo?- pregunto un tanto desconcertada

-cuando estaba en el hospital, mencionaste que Alatus te había dicho algo ¿recuerdas que fue?- sacarosa pareció pensativa por un largo minuto, la pregunta no era lo que esperaba pero aun recordaba el tono dolido de aquellas palabras

-dijo que te dijera, que la luna estaba hermosa- sacarosa finalizo

-ya veo, ¿podrías cuidar a Klee?, saldré un rato- se despidió, dándole la espada a sacarosa

-claro, yo me encargo, ¿está todo bien?- pregunto de nuevo

-si, solo olvide algunas cosas- finalmente Albedo dejo su casa a pasos lentos.

Y sus ojos se iluminaron por la luna y por un segundo fueron cristalinos como cascadas, como una tormenta en medio del océano, un rostro de porcelana sin ningún error, tan solo las crueles pinceladas de las lagrimas saladas, su cabello se arremolino con el viento, cenizo que ante los rayos lunares pareciera hechos de plata y finalmente se rompió.

Todo lo que había contenido, lo que había escondido tras sonrisas amables, todo el dolor de un corazón roto, se reflejo y se su garganta un grito silencioso a mitad de una calle vacía.

El dolor punzante que sentía su cuerpo lo llevo a caer sobre algunas plantas de la plaza principal, algunos pétalos saltaron al azar y permaneció tendido sobre el pasto y el frio suelo, solo observando la luna.

Mil pensamientos se arremolinaron de nuevo en su mente, imposibles de callar, ¿realmente había sido correspondido sin saberlo?, acaso ¿xiao también lo amaba tanto como él? Y si eso fuera verdad ¿Por qué lo dejo en el hospital aquel día?, había prometido morir a su lado, una promesa así no se lleva a la ligera.

Aun recordaba esa noche con tanto detenimiento, incluso la lluvia, había quedado en él una sensación de humedad constante, cuando su mente se entumecía, pero si lo ponía de manera lógica, ¿Cómo llovería dentro de un departamento?, acaso xiao se había arrepentido de morir a su lado, ¿lagrimas? Había llorado xiao por verlo morir, porque jamás pudo terminar él te amo que quiso decirle antes de caer abrazado por la oscuridad.

-¿acaso fui una dolorosa muerte para ti?- se pregunto con voz rota

-¿te dolo ver morir a quien amas nuevamente?- y la respuesta jamás llego.

Poco a poco las lagrimas se secaron pero no el dolor de su interior, lo había tenido todo el tiempo, cada que veía a su pasado, cada que recordaba cada acción de xiao, como siempre parecía al borde de la locura pero solo un dedo que los sostenía a la realidad, la fina línea entre la demencia y la sensatez, porque eso era Xiao, él lo había mantenido por segundos tan elevado que era incapaz de ver su dolor y tan cerca que imposible de negar que algo le dolía, Alatus, Xiao, su Beatiful Madness.

Beautiful MadnessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora