A la mañana siguiente Albedo permanecía en silencio con los ojos firmes en el techo decorado en madera, no se sentía culpable del todo, aunque sin duda en su sobriedad lo hubiera dudado, incluso cabría la opción de haberse negado, aunque claramente había sido él quien dio el primer paso, no era que antes no hubiera estado con un chico, tampoco era virgen, pero solo había sido en aquella ocasión, con otro chico risueño y con un cabello rubio trenzado muy hermoso, los dos habían tenido una relación pasajera, pero el chico se había marchado en busca de su hermana y terminaron.
Pero aquel momento había sido diferente, Xiao era prácticamente un desconocido y comenzaba a llevar las cosas muy rápido, lloro en silencio, porque no quería pensar que aquella sensación de compañía se fuera, porque después de perder a su maestra, ya no se había sentido capaz de conversar o compartir momentos íntimos con nadie más, y al mismo tiempo no quería que aquello fuera sólo un efecto de las drogas.
Se limpió las lágrimas y se aseguró de que Xiao siguiera respirando, el hombre dormía tan profundo que su respiración era lenta, muy lenta pensó Albedo, le checo la temperatura y estaba normal, al mismo tiempo que su ritmo cardiaco, lento pero fuerte. Lo observo, tenía varios tatuajes, una máscara de demonio en la espalda con grandes colmillos y cuernos, en colores jade, dorado y negro. Una especie de dragón de jade que decoraba su brazo, en su cadera de lado derecho un racimo de flores junto con un sombrerito muy parecido a una boina en colores lilas y rosas, y más arriba una moneda antigua sostenida por una mano con marcas marrones y doradas. Albedo lo cubrió son las sábanas y se sorprendió de que no se despertara.
Alejó de sí mismo todos los pensamientos estúpidos de su mente mientras tomaba su primera medicación del día y tomaba una ducha, se rio de sí mismo ante el espejo, ¿Por qué tenía pensamientos tan delirantes?, se preocupaba por un desconocido, el cual claramente estaba usando para cubrir sus necesidades que no podía con otras personas, ¿Por qué se sentía como basura todo el tiempo? Y lo más importante ¿Por qué quería seguir experimentando esa clase de cosas al lado de aquel extraño?, finalmente llegó a su propia conclusión.
Ya había decidido morir, tenía las agallas de cometer suicidio y si esa era su decisión, tomaría todo lo que Xiao le diera, cada maldita experiencia, hasta que ambos, se encontraran en la cuna de la muerte, por alguna razón, Albedo sabía que Xiao podría pensar lo mismo. Experimentaría toda clase de exceso y finalmente le pediría ir de nuevo al mirador y con él o sin él, terminaría con su vida, cuando los gritos de su mente no los callara ni la más fuerte droga.
Tomó una pastilla para el dolor de cabeza antes de salir del baño, se encontró con Xiao medio despierto, con su cabello revuelto y su maquillaje corrido por frotarse los ojos con rapidez.
-hey, buenos días, puedes ducharte si quieres- señalo Albedo y bajo las escaleras, era cierto, había una gotera.
Después de un par de semanas, esa gotera había desaparecido y muchas otras cosas también, el grifo que goteaba en la cocina ya no lo hacía más, las ventanas lucían limpias por fuera y la madera del pórtico había sido cubierta por una capa de esmalte brillante, sin embargo otras cosas también habían llegado, un frasco lleno de polvo verde, libre de ramas y semillas, los estantes lucían llenos de botellas a medio beber de diferentes vinos y licores, el olor a cigarrillo de las cortinas y el sonido de una motocicleta llegando.
De una manera extraña Albedo comenzó a notar lo retorcido que era Xiao de cierta manera, unos días parecía un cachorro perdido y solo bebía en su sofá, se acunaba entre los cojines y no decía nada, tarareaba canciones e incluso escuchaba a Albedo leer libros en voz alta o verlo pintar solo mirando una o dos veces su pintura de manera curiosa, sin hacer preguntas o comentarios, cosa que agradecía Albedo, hasta caer la noche y se marchaba, otros días parecía lleno de energía, subiendo las escaleras como demente, comiendo cualquier cosa que se le pudiera poner enfrente, incluso la nieve que comenzaba a caer de vez en cuando, reparaba aquí y saltaba por todos lados, salía corría y volvía con algunas flores, otros días solo parecía tan lleno de enojo que solo bebían para terminar corriendo en el bosque, gritando y maldiciendo, incluso golpeando cualquier cosa o rompiendo cosas, sacando toda la ira contenida.
Xiao era nervioso y constantemente vigilaba a su alrededor, como alguien que buscaba cámaras de seguridad ocultas, algo que Albedo también hacía muy a menudo, cuando las voces y las sombras le parecían demasiado reales, Xiao palidecía en ocasiones como si fantasmas le susurraban cosas y se encerraba en cualquier habitación. Albedo solía pasarle alguna pastilla por debajo de la puerta, hasta que finalmente salía, Albedo sospechaba que se autolesionaba, ya que había vendajes de su brazo y en su cuerpo que no se quitaba jamás, incluso si estos se mojaban, a veces lo escuchaba conversar solo o reírse de manera extraña, si se retorcía en el suelo o se golpeaba, Albedo lo atendía cuando el transe pasaba, Xiao hacia lo mismo cuando era el turno de la locura de Albedo, en ocasiones parecía un demente que pasaba por todos los estados de animo en una hora, pero Albedo lo esperaba, cuando regresaba. siempre le ofrecía postre, Xiao siempre acompañaba a Albedo a sus compras y lo dejaba a la salida del pueblo, en un viejo árbol, le acomoda el abrigo y le daba un libro, Xiao volvía con las compras una hora después, Albedo lo agradecía, no se quedaba en casa como un inútil y a la vez intentaba superar su miedo o evitarlo de una manera mas dulce, eran dos enfermos tratando de sobrevivir o morir en un intento por permanecer juntos sin saber porque, sin embargo, la pasaban bien, entre excesos y risas, incluso lagrimas escondidas. Ambos aprendieron que el otro no necesitaba muchas explicaciones en sus acciones.
Como las danzas nocturnas de Albedo mientras hablaba solo o las pesadillas que hacían gritar a alguno de los dos por la noche.
Xiao no preguntó con quién hablaba Albedo en aquellas acciones y Albedo no preguntó por las cicatrices en el brazo de Xiao.
Nota: las enfermedades de origen emocional o mental pueden cambiar las perspectivas de vida de muchas personas.
Nota: Si les agrada la historia compartan y difundan, se los agradecería mucho.
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Beautiful Madness
FanfictionAlbedo comenzó a despreciar su vida hacía tiempo, ya no buscaba su origen en los libros antiguos, no se preguntaba como crearla de la nada. Al contrario, adoraba la muerte, el fin de todo, la aniquilación y el dolor de sus recuerdos se curaba con va...