Pánico

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Actualización especial, con tres capítulos 

¡¡lloren y disfruten la lectura!!

¡comenten o me deprimo!


-¿puedes salir aunque sea a dar un paseo?- Sacarosa había sugerido muy amistosa, Albedo negó

-esta bien si aun no quieres ver a Klee- finalmente soltó, Albedo se quedó mudo, frío y con la sensación de vértigo

-te aseguro que te quiere tanto como siempre- sacarosa sonrió triste mientras tomaba una de sus macetas, Albedo siguió mudo

-tengo que hacer entregas, puedes quedarte y en la mesa está una copia de llaves por si te decides a salir- sacarosa tomó su bicicleta y acomodo sus flores

-gracias- susurro Albedo y sacarosa sonrió mientras se marchaba, Albedo cerró de golpe en cuanto ya no estuvo a su vista, Albedo gritó y pateó la puerta, para luego arrepentirse y checar que no hubiera hecho daños, no podía seguir así.

¿Por qué había vuelto?, solo en ataque de locura, tomó sus cosas, su celular, las llaves y salió. Había ruido y risas por todas partes, Albedo le dolió la cabeza ante tanto brillo y tanto olor a alegría, guiándose por los barrios más tranquilos pudo continuar su recorrido, tomando un par de píldoras, sus pasos eran rápido, mirando cada esquina, mirando aquí y haya, escondiéndose cada que escuchaba pasos, como un ladrón con botín en mano, sus pasos lo llevaron hasta su antiguo hogar.

Paredes calcinadas, aun olía a quemado y el jardín lucía lleno de espinas, cruzó lo que quedaba de la entrada hasta llegar a lo que un día fue la sala, había rayones y grafitis como era de esperar, entró a su habitación, le faltaba parte de una pared y el techo había colapsado.

"lo ves, esto es tu culpa", "eres destructivo", "egoísta", "¿creías que podías con todo?"

-yo podía, solo fue un accidente- el laboratorio ya no existía mas, era tan solo un cráter en medio de paredes a medio caer

"lo ves, esto es tu culpa", "¿no te pudiste detener a tiempo?", "Klee te odia", "sacarosa te odia"

-no es así- algunos ladrillos se derrumbaron

"lo ves, esto es tu culpa", "todos te juzgan", "culpa", "exceso", "drogas", "suicidio", "suicidio"

Albedo se quedo quieto mientras se derrumbo sobre los escombros, podía ver el cielo, pues ya no quedaba nada sobre el, las nubes se mecían y el dolor lo recorrió, esa era la verdadera tortura de aquellos que no se perdonan a si mismos.

Era estar muerto en vida, se quedo en esa posición hasta que cayó la noche y la luna se asomó entre las nubes, el viento levantó un poco de escombros que cayeron sobre el rostro pálido de Albedo, sacándolo un poco de sus pensamientos, tomó su celular, eran las tres de la madrugada, tenía doce horas en aquel lugar.

Camino de regreso, mientras enviaba un mensaje

Albedo: si me enfrento al pasado, ¿Qué es lo peor que puede suceder?

No leído: Xiao

Albedo suspiro con tristeza "si alguna vez me necesitas, solo llama a mi nombre, y yo responderé tu llamado"

-Xiao- el susurro se lo llevó el viento.

Xiao condujo hasta espina dragón, con sus heridas y su pulso casi moribundo, se había tenido que detener en un par de ocasiones, pero había llegado, con dos horas más de recorrido de lo habitual, se desplomó sobre el pórtico al ver las luces apagadas.

Después de recuperarse leyó la nota, algo dentro de él lo puso en alarma, sacó su teléfono, muerto, no sabía desde cuándo, rápidamente tomó las llaves de repuesto y entró a la cabaña, estaba oscuro y tropezó varias veces, maldijo hasta encontrar el interruptor.

Como vil ladrón esculco cada cajón de la mesita de noche de Albedo hasta encontrar un cargador de repuesto, conectó su celular de inmediato, entró a la ducha y se apresuró a ducharse y cambiarse de ropa, porque si, tenía incluso ropa en casa de Albedo y se vendo de nuevo la mano, requería puntos, pero mejor colocar cinta adhesiva, no había tiempo de un doctor, lo mismo con la herida del costado, que viéndola mejor, si era superficial gracias a los arcontes.

Cuando leyó los mensajes, no lo pensó dos veces, salió cerrando la puerta en menos de tres minutos y se encontraba de nuevo en carretera, solo parándose en la gasolinera por algunas bebidas energéticas y gasolina, el último mensaje lo recibió mientras llenaba el tanque, no alcanzo a responder, su celular se apago, grito cientos de groserías por lo alto, era tarde no podía regresar, solo condujo por la carretera libre a Mondstadt.

¿Cómo Xiao podía seguir conduciendo en esas condiciones? Era algo que incluso él se preguntó después de hacer su séptima parada al nublarse la vista y tomar una energética, pero no quería ver los ojos de Albedo al límite, solos, sin nadie que los mirara, como aquella noche que lo conoció, no quería ver esos ojos azules sin vida, no sin él, no sin compartir ese vacío que pareciera un vórtice.

Xiao condujo toda la noche, como nunca en vida, con una punzada latente en su mano, pero con la mirada fija en su objetivo, llegó cuando el sol estaba llegando a mediodía.

Beautiful MadnessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora