AMOR EN ROSA - JENLISA

CAPÍTULO IX

Vi mi tocadiscos rosa, tomé un disco de acetato "Los mejores éxitos de los 70's" papá me lo había regalado en mi cumpleaños, casi no lo uso porque lo cuido bastante, más aún porque fue difícil conseguirlo, sólo lo uso en ocasiones especiales, y hoy lo era. Coloqué el disco y enseguida la aguja que empezó a leerlo.

La música comenzó a sonar, entonces me dispuse a buscar diferentes atuendos para hoy, tal vez un pantalón acampanado, una blusa roja, no mejor rosa, sí con holanes y unos zapatos negros de plataforma.

Pasaron sólo algunas horas para que estuviera lista, había decidido llevar mi cabello sujeto en una coleta alta con un moño... Bueno al final cambié mis zapatos... Mejor la blusa... Si era la blusa la que no me agradaba, algo faltaba, entonces saqué más ropa de mi armario– Mira, tú... – murmuré al ver una falda color verde rectangular – ¿dónde has estado todo este tiempo? – la saqué y luego busqué una blusa blanca, salí del closet y puse la ropa sobre la cama, luego fui a por un chaleco, pero antes de dar con él vi un vestido sencillo que también me parezco apropiado, sonreí al ver cómo podía vestirlo, luego fui por una chalina que mamá me regaló en mi cumpleaños y los puse sobre la cama, después busqué zapatos, comencé a sacar tanto porque no sabía cuál de todos...¡Dios, no sé qué ponerme!

– ¿Vas a vender toda tu ropa? – me asusté al ver a Tae mirándome como loca con toda la ropa afuera.

– No – dije – sólo estoy buscando qué vestir hoy – me quejé mirando la ropa que tenía – Tal vez, ya es momento de ir de compras ya actualizar mi armario – me dije.

–¡Ay no puede ser! – se quejó Tae – ¡Tienes muchísima ropa! ¡Más ropa de la que puede haber en un centro comercial! – gritaba exasperado.

– No exageres Tae – dije levantándome, para luego tomar cualquier conjunto. – sólo que pienso que debería actualizar mi armario – dije, tomando la ropa y entrando a mi closet, cerré las puertas dejando a Tae del otro lado.

– Deberías donar toda la ropa que ya no te guste – oí.

– ¿Donarla? ¡Ésa ropa es carísima, es de marca! ¿Entiendes lo que eso significa? – le dije. A veces me sorprende lo inconsciente que puede ser mi hermano.

– Entonces no entiendo para qué quieres tanta, es como si llenaras tu armario para llenar un vacío – salí del armario y bufé tras su comentario.

– Deja de leer Hamlet – le dije.

– No vas a venderla ¿o si? – preguntó.

– No, no necesito dinero – dije arreglando mi cabello y delineando un poco mis ojos.

– Bien, eres una acumuladora – espetó

– No soy acumuladora – dije mirándolo a través del espejo – sólo cuido mucho mis cosas, no cualquiera puede tener un perfume Chanel, ¿entiendes? – dije colocándome un poco de mi perfume.

Mientras que Tae sólo me miraba expectante con su ceja petulante intentando descifrarme – ¿Jennie? – cuestionó.

– ¿Qué? – pregunté como si nada mientras me colocaba los zapatos

– Tu solo usas tu perfume Chanel cuando vas a un evento importante – declaró.

No pude evitar tensarme por aquella afirmación, ni siquiera noté que lo había hecho.

– ¿A dónde iras? – preguntó cruzándose de brazos.

Me levanté abruptamente y evadí su mirada – A un lugar importante – dije buscando mi bolsa.

–¿Ah, si? ¿a dónde? – preguntó.

– Tae, no eres mi niñera, no tengo qué decirte a donde voy o que hago – le dije poniendo mis ojos en blanco.