La vida de Jennie Kim era color en rosa, en un país recién recuperado de la guerra de Corea, donde las apariencias y el honor son cruciales para tener una vida ejemplar. Sin embargo, el auge de los años setentas, la moda, el rock and roll y las secu...
Con el tiempo, Seo murió a sus casi noventa años, también pusieron sus cenizas junto a Lisa.
Jennie Kim, se volvió cada año más vieja, mi madre, al final hizo su vida, se casó con un buen hombre, también militar, casualmente, y yo, fui criada por mi abuela, podría decirse que incluso éramos cómplices.
Me encantaba estar con ella todas las tardes que salía del colegio, iba a visitarla a su antigua casa, una casa Hanok, considerada un patrimonio cultural, había una enfermera que la cuidaba, y me dejaba pasar tiempo junto a ella.
Le llevaba siempre golosinas, le encantaban las de marca americana, principalmente el chocolate.
─ ¿Por qué te gusta tanto este chocolate, Nini? ─ me atreví a preguntar, era así como le llamaba a mi abuela.
─ Me recuerda a una persona maravillosa...─ dijo.
─ ¿A quién?
Mi abuela suspiró, se sentó en su sillón y se quedó mirando fijamente en un punto sobre el suelo. ─ Su nombre era Lalisa, pero yo le decía Lisa. - luego sonrió pero sus ojos lucieron tristes.
─ ¿Quién era Lalisa? ─ pregunte con la intención de saber un poco más.
─ Verás... Todo empezó en 1950... En la guerra de las dos coreas...
Mi abuela, nunca me había hablado sobre esa persona y mi madre mucho menos, casi no teníamos mucha conversación, pero esa tarde, recuerdo que Nini, me contó todo sobre Lalisa Manoban, una persona increíble, demasiado adelantada para su época.
Lalisa Manoban no era una mujer mala, ni promiscua, ni drogadicta... era una mujer soñadora, que vivió en la época equivocada, una en la que, la sociedad acababa de recuperarse de una guerra que fracturó sus ideales, una mujer castigada sin razón, que supo brillar por sí misma, y que nadie pudo darse cuenta de la maravilla que era, solamente Jennie, que nunca dejó de olvidarla.
Así como yo, que quise escribir su historia para perpetuar su "amor en rosa". No quise que un recuerdo tan intimo quedara olvidado.
Un año después...
Había ido al cementerio en dónde se guardaron las cenizas de mi abuela, dónde estaba su nombre grabado.
Jennie Kim 1952 - 2030
─ Te fuiste hace un año, y aunque te extrañe, sé que seguramente ella te estuvo esperando en su auto amarillo, lista para emprender un nuevo viaje, debes estar muy contenta junto a la mujer que amaste toda tu vida, siendo finalmente libres.
Puse una foto de mi abuela junto a mí, la última que nos habíamos tomado, la coloqué junto a la de Lisa, toqué sus rostros y les dije:
─ Ahora tienen la oportunidad de tener un comienzo eterno.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hola a todos, muchas gracias por leer esta historia.
