25 | alfa, bravo

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Freya y Sam encontraron a Steve en el puente mirando por encima del borde, sumido en sus pensamientos. Se acercaron a él y Sam notó que Freya todavía cojeaba un poco, pero no dijo nada.

—Estará allí, ¿sabes? —dijo Sam.

—Lo sé —respondió Steve.

—Sin importar quién solía ser y quién es ahora, no creo que sea el tipo de persona que salvas. Es el tipo de persona que detienes —dijo Sam.

—No sé si pueda hacerlo —dijo Steve.

—Bueno, podría no darte otra opción —respondió Sam—. Él no te conoce.

—Lo hará —dijo Steve—. Prepárense. Ya es hora.

—¿Usarás eso? —preguntó Sam.

—No —respondió Steve alejándose—. Si pelearás en una guerra, debes usar uniforme.

Sam miró a Freya—. ¿Tienes un uniforme?

Ella asintió—. Sí.

El plan era simple: Steve, Sam y Freya tomarían cada uno una de las naves y serían responsable de insertar sus transportadores y detener el lanzamiento. Una vez que Steve regresó de su viaje repentino, luciendo el viejo uniforme del Capitán América de la guerra que fue donado a un museo, Hill los condujo a través del bosque hasta el Triskelion

Antes de llegar al edificio, Steve llevó a Freya a un lado y les dijo a Sam y Maria que continuaran. Una vez que estuvieron fuera del alcance del oído, Steve la miró.

—Quiero que tengas cuidado —dijo Steve—. No podría vivir conmigo mismo si te pasara algo.

—Estaré bien, Steve —prometió Freya—. Mientras me prometas que tendrás cuidado.

—Lo tendré —respondió Steve y en un arranque de confianza besó a Freya.

Fue un beso para compensar la docena de veces que Steve tuvo la oportunidad pero se echó atrás. No estaba listo en ese entonces para admitir que se había enamorado de alguien que no era Peggy, y que había encontrado el amor cuando pensó que nunca lo volvería a encontrar. Debería haberla besado hace años, después de Nueva York cuando ambos salieron vivos, pero no lo hizo.

Besar a Freya se sintió cómodo. No fue forzado, como el beso de la escalera mecánica. Esto era real, lleno de emoción y de una extraña sensación de anhelo. Hacía mucho tiempo que Steve no se sentía tan cómodo con alguien, pero Freya Daniels lo hacía sentir como si estuviera en la cima del mundo.

Cuando se alejaron, Freya sonrió—. Eso fue mejor que la escalera mecánica.

—Bueno, esta vez estaba preparado —dijo Steve, mirando a los ojos de Freya—. Ten cuidado.

No fue un "te amo", pero el sentimiento estaba ahí. Ambos sabían que se amaban, pero no necesitaban decirlo para saberlo. Un día las palabras se les escaparían de los labios, pero hasta entonces continuarían cuidándose el uno al otro, con palabras de despedida de "ten cuidado"; un recordatorio de que les importaba.

Alcanzaron a Maria y Sam, y Freya tiró del cuello de su traje. Hill lo había traído de Nueva York con ella e incluso logró agarrar su cinturón multiusos. Se sentía como una Vengadora otra vez, no como una fugitiva buscada.

Llegaron a la sala de control y se pararon detrás de una puerta. Freya tenía ambas armas levantadas, apuntando a la puerta. Cuando se abrió, un hombre se encontró con Freya, Hill y Sam, todos con armas, y Steve pasó junto a ellos.

—Disculpen —dijo Steve, y el ingeniero levantó las manos en señal de rendición.

Steve tomó el control de la megafonía de un ingeniero—. Agentes de S.H.IE.L.D, soy Steve Rogers. Escucharon hablar de mí en los últimos días. A algunos se les ordenó perseguirme. Pero creo que es hora de que sepan la verdad. S.H.I.E.L.D no es lo que creíamos. HYDRA tomó control sobre él. Alexander Pierce es su líder. El equipo de STRIKE e Insight son de HYDRA. No sé cuántos más lo son, pero sé que están en este edificio. Podrían estar parados junto a ustedes. Casi obtienen lo que quieren: control absoluto. Le dispararon a Nick Fury. Y no terminará allí. Si lanzan los helicarriers, HYDRA podrá matar a quien se interponga en su camino. A menos que los detengamos. Sé que estoy pidiendo mucho, pero el precio de la libertad es alto. Siempre lo ha sido, pero es un precio que estoy dispuesto a pagar. Y si soy el único, entonces que así sea, pero estoy dispuesto a apostar que no lo seré.

GRAVITY | Steve Rogers ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora