43 | cuando tienes que morir

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Freya se sentó en un café en medio de una ciudad llena de gente.

Lagos no era un lugar que ella elegiría voluntariamente para estar, pero dado que Brock Rumlow había salido a la superficie después de estar desaparecido durante tanto tiempo, el equipo había tomado esto como una oportunidad para encarcelarlo definitivamente. Steve, Sam, Freya, Wanda y Natasha estaban repartidos por la ciudad, buscando a Rumlow.

Después de los eventos que ocurrieron en Sokovia, Freya había pasado mucho tiempo recuperándose, recuperando su fuerza nuevamente después de evitar que la ciudad se derrumbara contra la tierra al canalizar sus poderes y ralentizarla. A Freya le había costado mucho reunir tanta fuerza física, y después de agotarse hasta el punto en que su corazón se detuvo, dejó las misiones por un tiempo. Esa no fue una elección voluntaria, pero después de desmayarse mientras corría con Natasha, fue asignada oficialmente al trabajo de escritorio.

Lagos era su primera salida al campo y, en retrospectiva, deseó no haber ido.

Bebiendo el agua frente a ella, Freya recogió con nerviosismo el pastel de chocolate que no había sido tocado, mirando a su alrededor por debajo del borde de su gorra, con gafas de sol para ocultar su rostro.

—Bien, ¿qué ves? —preguntó Steve.

—Policías comúnes —respondió Freya.

—Estación de policía pequeña —agregó Wanda—. Calle tranquila.

—Es un buen objetivo —dijo Freya.

—Hay un cajero automático en la esquina sur, ¿qué significa? —preguntó Steve.

—Cámaras —respondió Wanda.

—Ambas calles son de una sola mano —dijo Steve.

—El escape se dificulta más —dijo Wanda.

—Al sujeto no le importa ser visto —dijo Steve—. No teme hacer un desastre al escapar. ¿Ves ese Range Rover mitad de la cuadra?

—Sí, ¿el rojo? —dijo Freya—. Es lindo.

—Está blindado, lo que significa seguridad privada, o sea más armas, o sea más problemas para alguien. Probablemente nosotros —dijo Natasha.

—Ustedes saben que puedo mover cosas con la mente, ¿no? —preguntó Wanda.

—Mirar sobre tu hombro tiene que volverse instintivo —respondió Natasha.

—Y no siempre puedes confiar en tus poderes —agregó Freya.

—¿Alguien les dijo que son un poco paranoicas? —preguntó Sam.

—No en nuestras caras, ¿por qué? ¿Escuchaste algo? —preguntó Natasha.

—Apuesto a que fue ese tipo de mantenimiento —dijo Freya—. Parece tener rencor contra nosotras.

—Estaba bromeando —dijo Sam—. Cálmate.

—Veo el objetivo —dijo Steve—. Es la mejor pista que tuvimos de Rumlow en seis meses. No la desperdiciemos.

—No será problema que nos vea venir —respondió Sam—. Nos odia.

—Sam, ¿ves el camión de basura? Márcalo —dijo Steve.

Unos segundos más tarde, Sam dijo—: Ese camión tiene su carga máxima. Y el conductor está armado.

—Es un ariete —dijo Freya en voz baja, cuando el plan de Rumlow se hizo evidente.

—Vayan ahora—dijo Steve.

—¿Qué? —preguntó Wanda.

—Su objetivo no es la policía —le dijo Freya, levantándose de su asiento y saliendo del restaurante antes de echar a correr.

GRAVITY | Steve Rogers ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora