GRAVITY | Steve Rogers ²

50 | el aeropuerto

Robaron otro auto y Freya se sentó en la parte de atrás con Bucky. Era más pequeña que Sam y Steve, por lo que se vio obligada a sentarse detrás de ellos, al lado del hombre que casi la mata. Mientras conducían, Bucky seguía mirando a Freya, quien seguía mirándolo cuando no estaba mirando, tratando de determinar si era el mismo hombre que le disparó cuatro veces sin piedad.

—Recuerdo lo que te hice —dijo Bucky finalmente.

Freya lo miró, el pelo cayendo sobre su rostro mientras miraba a Bucky confundida.

—Casi te mato —dijo Bucky—. Te disparé.

—Lo recuerdo —dijo Freya, sin querer sonar sarcástica. Su expresión se suavizó—. Sé lo que es sentirse como un monstruo.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Bucky.

Freya suspiró—. Yo... fui secuestrada de niña, experimentaron conmigo, me dieron poderes que no quería. Me hicieron pensar que era malvada, que era una especie de bicho raro. Sé lo que es sentir que no sabes quién eres.

—Lo siento —dijo Bucky, mirando a Freya con una sinceridad en sus ojos que la hizo creerle.

—Está bien —respondió Freya—. Quiero decir, si hubiera muerto, entonces no estaría bien con eso, pero no lo hice, así que creo que podemos esconderlo debajo de la alfombra que oculta el resto de nuestros problemas.

Bucky sonrió—. Gracias.

—Solo no me dispares de nuevo —dijo Freya.

—No lo haré —prometió Bucky.

Steve se rió mientras se detenía debajo de un puente—. Denme un minuto.

Steve salió del auto para hablar con Sharon, quien los había recibido a pedido de Steve, dejando a Sam, Freya y Bucky en el auto.

Bucky miró a Sam—. ¿Puedes mover tu asiento?

—No —respondió Sam.

Bucky miró a Freya, aparentemente pidiendo ayuda, y ella puso los ojos en blanco—. Sam, deja de ser una perra y mueve tu asiento.

—No.

Freya suspiró, haciéndole un gesto a Bucky para que se hiciera a un lado—. Cambia de asiento conmigo para que pueda patear el respaldo del suyo.

Rodó sobre la parte superior del asiento delantero y aterrizó torpemente en el asiento, pateando accidentalmente a Sam en la parte posterior de la cabeza mientras dejaba que Bucky se deslizara antes de tomar su asiento.

Sam se rió—. Para ser una asesina y superespía, no eres realmente elegante, ¿no?

—Podría estrangularte hasta la muerte con mis muslos y ni siquiera sudar —dijo Freya, mirando a Sam mientras se movía en una posición más cómoda.

—Solo digo, deberías moverte como una bailarina.

—¿Quieres que haga una demostración?

—No estoy seguro de que puedas después de lo que acabo de ver.

Freya entrecerró los ojos—. Será mejor que estés bromeando, Wilson.

Sam se rió—. Sí. Creo que eres bastante buena, cuando no intentas cambiarte de asientos.

—¡Está apretado aquí! —exclamó Freya—. Me recuerda la vez que Clint y yo quedamos atrapados en una caja.

—¿Qué? —preguntó Sam—. ¿Cómo diablos sucede eso?

—Estábamos escondiéndonos de los malos, y nos metimos en una caja pensando que sería una buena idea, pero luego la cerraron con clavos y quedamos atrapados durante horas —respondió Freya—. Nos llevaron directamente a su comprador y lo atrapamos a él y al proveedor, a pesar de que terminamos en México y Fury se negó a venir a buscarnos.