TRILOGY: VENASUMP

CAPÍTULO 1

Pasado

Ethan Carowey.

Una botella tras otra, un beso robado o uno por robar. La noche pasó de manera tan increíble dentro de la fiesta en la mansión Falohu, que ni siquiera ha dado tiempo de poder asimilar muy bien la situación en donde mi mejor amiga y yo, estamos involucrados.

Katherin está en brasier tumbada en la mesa de la cocina mientras Harry Falohu -el chico con el que se podría decir que tiene una mediana relación formal- bebe shots de su cuerpo.

Yo estoy en el patio. Sentado en una butaca mientras una chica rubia está sentada sobre mí besándome con pasión. El sabor del tequila en sus labios combina a la perfección con el sabor a vodka que ya ha mencionado que tienen los míos.

Todo va de maravilla.

A orillas de la piscina parecemos no importarle a nadie. Cada quien está por lo suyo y ya no me parece extraño ver a gente teniendo sexo en público.

La noche proponía ser una en la que muchos terminaríamos teniendo sexo, nos emborrachariamos hasta perder la conciencia, y a la cual recordariamos como la más significativa de nuestras vida. Y estuve en lo correcto.

La noche del 25 de marzo de 2026, un apagón repentino provocó un silencio abrumador que sumado a un abucheo capturó la atención de todos dentro de la mansión.

¿Qué pasó? Era la pregunta que más de uno se hizo en ese momento, y de la cual no tendríamos una respuesta por lo pronto.

Al menos yo tuve la suerte de que justo al iniciar el apagón, mi jefe de seguridad, Jules, se acercaba a gran velocidad haciéndose paso entre la gente. Tironeaba del brazo a mi amiga, la cual me veía pálida y casi estupefacta.

—Ethan, debemos irnos —avisó en un tono nervioso el chico—. ¿Recuerdas el experimento de tu padre? Pues, el primer caso de Venasump-8 en el país acaba de ser informado. Nueva York se está minando de infecciones.

-Nueva York está a kilómetros de distancia -recordé-. Baltimore ni cerca que se le halla.

-El contagio es masivo. No hay manera de que en menos de unas horas ya se presenten los primeros casos en...

El sonido de los gritos silenciaron a Jules, y junto a Katherin, los tres nos giramos, en el mismo instante en que la luz llegó, hasta el lugar donde un chico estaba siendo visto partir una botella mientras se comenzaba apuñalar.

La sangre voló esparcida por todo el lugar hasta caer en la piscina, y el chico cayó desplomado al suelo mientras todo lo veían caer.

—Llegó —sentí la mano de Jules sujetar mi brazo—. Nos vamos ahora.

No me quejé al ser tironeado por Jules, pero el grito de Katherin nos detuvo al momento en que comenzó a acercarse hasta nosotros el chico con el que previamente se encontraba, y el cual tenía sostenida a su hermana en medio del griterío y desastre que se hizo entre la multitud que intentaba escapar.

Katherine detuvo al guardia que intentaba sacarnos del lugar, tras intentar.

-¿Podríamos llevarlos? -preguntó casi suplicante la chica-. Por favor Jules.