CAPÍTULO 4

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Presente

Ethan Carowey:

La gasolina acabó luego del tercer día del viaje, y según los carteles habíamos salido hasta Montana, y en un error de cálculo, caímos en Wyoming.

Tuvimos que dar marcha atrás para terminar de nuevo en los territorios de Montana, y el auto quedó accidentado en la autopista valdía. Katherin, Joseph y yo no teníamos más salida que soportar nuestro destino, y solo aceptamos lo que tuvimos.

Luego de caminar por varias horas llegamos exactamente hasta el centro de lo que fué hace unos años la capital del estado.

La belleza post apocalíptica del mundo es peculiar. Hay más plantas, muchos cuerpos tirados y aún mantenidos por más que el tiempo, el clima, y los animales hubiesen afectado, y un total desastre regado por todo el lugar.

El cruce con infectados fue mínimo. Desde nuestro viaje solo nos habíamos cruzado con un grupo en la autopista de Wyoming, y Joseph los aniquiló a disparos luego de que nos persiguieron por al menos una hora en el auto.

Habíamos descubierto que ahora los infectados eran mucho más veloces y cazan en manada. Imaginamos que fueron tan insistentes con nosotros por la falta de comida, ya que extrañamente, no cazan animales.

Ahora, los tres llegamos hasta una casa solitaria que logramos encontrar luego de largas horas de expedición. Mis amigos y yo decidimos examinar la misma ya que estábamos cansados. No habíamos logrado dormir tras la persecución y el miedo a ser devorados por algún infectado.

Dentro de la casa, Katherin me explicó que el manojo de llaves que me dió Sheis el día de nuestro escape, consistía en una base de coordenadas que nos ayudarían a saber el lugar en donde nos encontramos. No fué hasta que ella me explicó que descubrí que cada llave tenía el nombre del estado tallado, y su color y forma representa al lugar y al paisaje. Eran lo que llaman los explodares: Universales de Escalas.

Una vez llegada la noche, Katherin, Joseph y yo teníamos todas las puertas selladas y las ventanas cubiertas. Decidimos que la mejor opción para pasar la noche sería el poder confiar en que la casa no llamaría la atención.

Para nuestra suerte, seguía habiendo servicio de agua por más que no hubiese eléctrico. También, aunque pocas, encontramos una caja de velas en el sótano que repartimos por los candelabros de la casa. Sabemos que las luces de las velas no llamarían la atención por fuera de las ventanas, ya que, cubiertas de periódicos y sábanas viejas y oscuras, solo se necesitaría una buena vista para capturar la pequeña llama de fuego.

Katherin esta dormida para este momento en que Joseph termina de ducharse y yome encuentro sentado en el pasillo esperando a que el pelirrojo termine de ducharse.

Mis ojos se entrecierran gracias al cansancio, pero, justo en el momento perfecto, la puerta del baño fué abierta y me giré para encontrar al pelirrojo salir en bóxers mientras que con una vieja toalla encontrada en los armarios de la vivienda, secaba su cabello.

-El agua está caliente, debes disfrutarla -cuando pasó por mi lado, noté una clara erección, y luego llevé mi vista hasta él-. También desestresarse estará bien -con su mano hizo la figura de que sostenía algo y subió y bajo la palma-. Si lo necesitas estaré dispuesto a colaborar.

Me levanté del suelo y me encaminé hasta la ducha.

-No hace falta, gracias...

TRILOGY: VENASUMPWhere stories live. Discover now