Probablemente, sabía que esta velada se iría al carajo cuando Ryder llamó al bar tender para pedir la tercera ronda de la noche. Pero pasa siempre que por cada copa de alcohol que bebes, más ganas sientes de seguir con la próxima, por lo que si pierdes la cuenta, también puedes perder la memoria.
—Llevo trabajando con Edward desde los 15 años más o menos. Nos conocemos desde ese entonces.
—¿Trabajando? ¿Tan joven?
—No exactamente. Antes de la empresa, Edward inició con una fundación que se dedica a ayudar a familias vulnerables. Desde ese entonces se convirtió en mi mentor y lo ayudo con lo que puedo. Ahora, con la edad, está menos involucrado, por eso soy yo el que está viajando de un lado a otro.
—Ya veo. ¿Y entonces por qué entraste a M&G?
—Ya te lo dije, él me lo pidió. Yo estaba bien solo con mi trabajo en la fundación, pero Edward me pidió apoyo en su empresa y aquí estoy. Creí que sería solo algo pasajero, pero ya han pasado casi dos años y no sé qué es lo que pretende —meditó, frunciendo el ceño. El barman llegó a preparar nuestros tragos mientras sonreía con amabilidad, cuando se fue, Ryder continuó con su relato—. El asunto es que no paso mucho tiempo en ninguna parte. A veces viajo por varios meses e incluso años, este estilo de vida no me permite tener una relación estable. No sin algunas complicaciones.
—Algún día tendrás que sentar cabeza. No creo que después de los 30 puedas mantener ese estilo de vida.
—Jade, tengo 32.
—¿¡Que!? —chillé, descolocada—. Pero te ves mucho más joven.
—Gracias por el cumplido, Bella.
¿32 años? ¿Cómo es posible? Siempre lo vi como un tipo de veintitantos, de esos que quieren ir por la vida a lo loco, pensando solo en tener la mayor cantidad de mujeres en la lista del cabecero de su cama. Pero la verdad era que Ryder era mucho más mayor de lo que creía, y en el fondo más maduro. Solo con un carácter infantil.
—Entonces, ¿nunca te has enamorado de alguien? —pregunté.
Sus ojos me buscaron, mientras escondía un gesto tras un trago de su vaso.
—Creí estarlo. Estuve en una relación muy seria, pero cuando las cosas se ponen difíciles todo cambia. La distancia, inseguridad y falta de comunicación pasa la cuenta. No tengo intenciones de pasar por eso otra vez. No ahora al menos.
—¿Cuándo sabrás que es el momento?
—No lo sé —dijo, mirando fijamente como los hielos se derretían y acomodaban dentro del vaso—. Cuando encuentre a la persona por la que quisiera dejarlo todo, lo sabré.
Su sonrisa vaciló un poco y apartó la vista. Entendía a la perfección eso de posponer tu vida por lograr un objetivo que te llenara por dentro, por eso sentí lástima por él.
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El más dulce de mis errores©
RomanceJade Bell es una joven cuyo único objetivo en la vida es lograr obtener la confianza de su jefe y representar a la empresa en un importante viaje de negocios en Londres. Sin embargo, las oportunidades no siempre llegan como se esperan, y para su des...