🍬 Capítulo 16

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Probablemente, correr con tacones en medio de una fiesta de viejos empresarios no era de lo más profesional, pero después de mi encuentro en el baño de mujeres, ya nada de eso me importaba

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Probablemente, correr con tacones en medio de una fiesta de viejos empresarios no era de lo más profesional, pero después de mi encuentro en el baño de mujeres, ya nada de eso me importaba.

Corrí por el salón en dirección a Ryder, que estaba de brazos cruzados hablando con un hombre mayo de cabeza ovalada y calva en la parte alta. Me siguió con la mirada, hasta que estuve frente a él, con la mirada encendida por la emoción.

—Siento interrumpir, pero necesito hablar contigo —dije a Ryder.

—Sr. Dust, esta es Jade Bell —me presentó a su interlocutor.

—Srta. Bell, gusto en conocerla —saludó, extendiendo su mano que estreché de inmediato—. Thomas Dust, a su servicio.

—Mucho gusto.

—Fue un placer, Sr. Ryder. Estaremos en contacto. —Ambos se despidieron con un apretón de manos—. Y muchas felicidades.

—Ah, sí. Claro.

Apartó la mirada mientras el Sr. Dust se despedía de mí. Caminó hasta la salida del salón dejándonos solos.

—¿Felicidades por qué? —quise saber.

—Por nada. —Sonrió con timidez—. ¿Qué necesitas hablar conmigo?

—¡Conseguí otro inversionista! —chillé con la sonrisa más grande que pudo contener mi rostro.

—Felicidades. Sabía que lo lograrías.

—Estoy tan emocionada, fue una coincidencia, pero esta mujer vio mi presentación y estuvo buscándome. ¿Entiendes? ¡Estuvo buscándome!

—Bien hecho —murmuró.

Parecía distante y algo desconectado. Miraba a su alrededor, evitando mantenerme la mirada por más de 3 segundos completos.

—¿Pasa algo? ¿Pensé que te pondrías más feliz?

—Lo estoy, es que... —centró la mirada en algo por encima de mi hombro. Fruncí el ceño, pero antes de ver que le llamaba la atención, continuó—: ¿Te gustaría ir a una fiesta de verdad?

—¿Cómo?

—Esto ya está muerto. Vamos, te invito a celebrar.

Con su mano en la espalda, me guio hasta la salida donde el mismo chico de antes, se encargaba en entregar las chaquetas y abrigos que estaban guardados. De camino al taxi, le conté sobre Amelia Brown y como me había ofrecido un plan de financiamiento para otro de los proyectos en cartera.

Ryder sonrió, compartiendo una parte de mi felicidad, pero en sus ojos pude ver que su mente estaba en otra parte. Algo mucho más lejano. Tendría sus propias preocupaciones, pero no dejaría que eso opacara mi felicidad.

Nos subimos al taxi y Ryder le dio instrucciones para ir a una parte de la ciudad, donde se concentraban los bares y clubes nocturnos. El típico sector bohemio que existe en cada lugar del mundo. Caminamos hasta una escalera que daba a un subterráneo, donde se percibía el sonido de la música interior.

El más dulce de mis errores©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora