Probablemente, el dolor de cabeza que me partía el cráneo solo representaba un porcentaje menor del castigo que me estaba enviando quien fuera que estuviera arriba, por no saber beber como la gente.
Abrí los ojos con una dificultad que me costó la vida entera. Parecía que alguien me hubiese tirado arena directo a la cara y yo la hubiese recibido con la boca y los ojos bien abiertos.
Me giré en la cama y quedé paralizada al ver la espalda desnuda de un hombre al otro lado del colchón.
No. No un hombre. Era Ryder.
Su cuerpo subía y bajaba en un ritmo lento y pausado, respirando con tranquilidad. Seguía dormido, muy lejos como para pensar que estábamos durmiendo juntos de verdad.
¿Qué diablos pasó anoche?
Levanté las sábanas y me encontré vestida con la camisa que llevaba él anoche, y solo la parte de debajo de mi ropa interior. No había señales de haber tenido sexo, pero no estaba. Al menos lo poco que podía intuir, es que me había acostado con mi compañero de trabajo en un viaje de negocios.
Me cubrí la cara, avergonzada.
Mi mente empezó a trabajar rápidamente con todas las posibilidades que podrían ocurrir a partir de este momento. La situación se volvería incómoda. Alguien en la empresa se enteraría y susurrarían a mis espaldas cada día o, por el contrario, Ryder haría como si nada hubiese pasado y me sentiría rechazada y avergonzada para siempre. No podría trabajar con él, renunciaría a la empresa y perdería todo lo que he construido.
Un suspiro me sacó de mis pensamientos catastróficos y volteé a verlo. Me recreé mirando las líneas negras que decoraban su espalda.
Un dragón tribal recorría su columna desde la base del cuello hasta la parte baja de su espalda que cubría la sabana. Tuve el impulso de tocarlo, después de todo estaba en mi cama, pero en cuanto lo hice, despertó con un respingo, removiéndose en sueños.
Me aterré y como aún no había decidido nada sobre esto, hice lo primero que vino a mi cabeza.
Me hice la dormida.
Ryder alargó la mano acariciándome con ternura a lo largo del brazo. Controlar mi respiración estaba siendo tarea difícil, pero antes de quedarme sin aire, se movió para levantarse.
Sin hacer mucho ruido, tomó su ropa, se vistió y salió de la habitación.
Abrí los ojos y me quedé mirando el techo repasando los hechos ocurridos la noche anterior, esperando refrescar mi memoria.
La cena, Nathan, el bar, el baile, los besos, caricias en mi habitación de hotel, mis manos inmovilizadas. Su pregunta.
Y luego nada.
Mi cerebro parecía no estar configurado en el +18 y no quería mostrarme los detalles que tanto necesitaba recordar.
Un ruido fuera de la habitación me puso en alerta. El sonido del clic al abrirse y luego alguien se asomó. Me asusté, pero solo era Ryder.
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El más dulce de mis errores©
RomanceJade Bell es una joven cuyo único objetivo en la vida es lograr obtener la confianza de su jefe y representar a la empresa en un importante viaje de negocios en Londres. Sin embargo, las oportunidades no siempre llegan como se esperan, y para su des...