Probablemente, el cerro de vestidos que acumulaba en la cama intentando decidir cuál usaría, me daría una pista de lo retrasados que estábamos para la cena de cierre del seminario que sería esta noche.
Mientras Ryder pasó su mañana fuera del hotel haciendo algunas gestiones a lo que llamaba su «proyecto personal» yo salí de compras al centro comercial, repasando la lista de regalos y recuerdos que debía llevar a todos mis amigos y familia. Además de unas cuantas cosas para mí, obvio.
Di un respingo al oír los golpes en la puerta y me arropé en la bata de baño aun sin decidir mi vestimenta.
—¿Quién es?
—Soy yo. —Ryder habló en voz alta, algo molesto tras la puerta—. Casi es la hora.
—No estoy lista —chillé, mirándome a mí misma y la pila de ropa en mi cama—. Necesito un minuto más.
—Abre —exigió.
Hice lo que me pidió, abriendo poco a poco para mostrarle mi cara de bambi arrepentido. Puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza.
—Faltan 10 minutos. ¿Por qué no estás lista?
—No puedo decidir qué ponerme.
Miró sobre mi hombro, viendo el desastre de ropa a mi espalda.
—Supongo que es porque no tienes ninguna alternativa, ¿no? —dijo, con sarcasmo.
—No seas pesado —reclamé, caminando hacia la cama, dejándole vía libre para entrar si quería. Yo estaba atrasada, él ya estaba listo para bajar si así lo quería—. Es el último día y solo tengo un inversionista. Tengo que conseguir otro más como respaldo o todo esto se sentirá como un fracaso.
—¿Qué tiene que ver eso con la ropa?
—No quiero repetir lo de Anderson. Necesito verme profesional para una cena, pero elegante para una fiesta. ¿Lo entiendes?
—No.
Chasqueé la lengua, y le hice un gesto con la mano.
—Esté —Levanté un vestido verde oscuro de la pila y lo puse por encima de mi cuerpo para que pudiera verlo. Ryder adivinó lo que venía y se sentó en el sofá a esperar— es cerrado y cubre hasta las rodillas. Pero la tela es demasiado fina y se pega mucho a mi cuerpo.
—Se ve bien, combina con tus ojos.
—Este —Tomé un vestido rosado brillante desde debajo del resto de la ropa— tiene una falda amplia, pero es muy escotado.
—Entiendo.
—Este —Un vestido azul que usaba en eventos formales destacaban entre los demás— me encanta. Pero es muy llamativo el color para algo como esto, ¿no?
—No tengo idea.
—Y el negro...
—Jade. Ponte cualquiera. Te verás bien igual.
ESTÁS LEYENDO
El más dulce de mis errores©
RomanceJade Bell es una joven cuyo único objetivo en la vida es lograr obtener la confianza de su jefe y representar a la empresa en un importante viaje de negocios en Londres. Sin embargo, las oportunidades no siempre llegan como se esperan, y para su des...