Capítulo 26

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°Nada cambiará solo con dejar que el tiempo pase°

Probablemente, mi cara podría ser como una gran letrero de neón sobre mi cabeza apuntando con grandes flechas hacia mí con la palabra SEXO en mayúsculas y letras brillantes. Porque a medida que avanzaba por la multitud todos me miraban con una mueca extraña en sus rostros que me hacía sentir que caminaba desnuda por la sala.

Quizás ya todos habían sumado dos más dos y habían conseguido adivinar lo que habia pasado dos pisos más abajo sin siquiera haberlo visto.

Intenté no prestar atención a nada ni nadie, mi objetivo era encontrar a Maggie y salir de ahí.

Hasta que la divisé a lo lejos, bailando con Logan muy enfiestados los dos.

Estaba segura de que ambos se habían enrollado en más de una ocasión, aunque no quisieran admitirlo, pero no eran compatibles como pareja, siempre habían sido mejor como amigos.

¿Así me veía yo con Cameron?

El solo pensamiento de su nombre me hizo remover las tripas por la culpabilidad, pero alejé ese pensamiento.

Cuando llegué donde mis amigos, mi letrero de neón brillo con más fuerza cuando Maggie me dio una sonrisa pícara que reflejaba lo que estaba imaginando, pero su gesto fue fugaz, y cambió inmediatamente a otro más preocupado cuando me vio.

—Jade... — murmuró. No la escuché, solo leí sus labios porque la música estaba demasiado alta. Me incliné hacia su oído para hablarle.

—Vámonos de aquí Maggie, por favor.

Sin cuestionar nada, Maggie me dio un asentimiento y me tomó de la mano hacia los ascensores.

Logan se coló dentro con gesto confuso justo antes de que se cerraran las puertas.

—¿Qué les pasa a ustedes dos? — cuestionó perplejo, mirándonos.

Yo estaba tiesa en el ascensor, mirando los números como iban descendiendo.

—Aquí no — le susurró Maggie a mi espalda, haciendo que Logan se callara.

Cuando las puertas se abrieron en el primer piso y salimos del edificio, ya no pude aguantar más y me eché a llorar.

Logan me rodeó con sus brazos y me pegó a su pecho.

Estaba tan agradecida de mis amigos.

Logan era más alto y más grande que Maggie, por lo que su abrazo me ocultaba mucho más al estar llorando como una colegiala en la calle a las 11 de la noche.

Llegamos a mi departamento y me derrumbé en el sofá.

Maggie se sentó a mi lado mientras le daba instrucciones a Logan de prepararme algo para tomar.

—¿Cariño? ¿Qué paso? — preguntó ella en un susurro tranquilizador.

—Es que.. yo... yo... — hipé mientras las lágrimas me volvían a dominar y no salían las palabras.

¿Como explicarles?

¿Cómo decir que habia tenido sexo con el futuro gerente de la empresa en un escritorio de su oficina?

¿Cómo decirles que me habia dicho las palabras que me mortificaba escuchar?

¿Cómo decirles que en lugar de responder algo remotamente maduro yo simplemente habia huido del lugar sin ninguna explicación?

La respuesta me la trajo Logan junto con 3 vasos de shot y una botella de Whisky.

Después de los primeros 2 shot, logré tranquilizarme lo suficiente, y hablando rápido y casi sin respirar, les conté todo lo que habia pasado.

El más dulce de mis errores©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora