Probablemente, en unos años, estaría maldiciendo en mi lecho de muerte al maldito de Cameron Ryder por provocarme enfermedades a la sangre con tantos caramelos.
Cada día pasaba por mi puesto de trabajo a dejarme algún caramelo de un sabor diferente, con algún comentario inteligente halagando alguna parte de mi personalidad.
«Te ves con una fortaleza impresionante»
«Eres lo más talentoso que han visto mis ojos»
«Tu nivel de ingenio es de otro planeta»
Aunque ponía los ojos en blanco cada vez que lo decía, en el fondo mi corazón bailaba de alegría con esas palabras. Era difícil no recordarlas cuando provocaba tantas emociones en mi interior.
Sin embargo, el viernes fue diferente.
En lugar de entregarme el caramelo con una de sus ocurrentes frases, dejó una nota de color verde.
«¿Almorzamos juntos hoy?»
Arrugué el papel en mi mano, mirando a mi alrededor. Siempre almorzaba con Maggie y Logan, o en los casos que me quedaba sin tiempo, compraba un sándwich que devoraba camino a la oficina y volvía rápido a trabajar.
Pero nunca antes salí con alguien más. Nunca en mis cuatro años en esta empresa.
Eso sería raro, incluso para mí.
¿Qué podría hacer? ¿Mentirles a mis amigos? ¿Inventar algún pretexto para no salir y luego escabullirme por ahí? ¿Decirles toda la verdad?
Repasé mentalmente cada uno de mis planes, buscando el que tuviera menos chances de ser descubierta, para cuando decidí que lo mejor sería decirles a mis amigos que tenía que hacer un trámite fuera y no almorzaría ese día con ellos, Cameron llegó a mi lado.
—¿Nos vamos? —preguntó.
—¿Dónde? —quiso saber Maggie, tan metiche como siempre.
—Tenemos un almuerzo pendiente. ¿Verdad, Jade?
No supe dónde meterme, así que solo confirmé sus palabras, mirando a mi amiga con culpabilidad.
—¡Oh! ¡Ya veo! Diviértanse entonces —exclamó ella, juntando sus manos. Su mirada decía que el interrogatorio que vendría sería terrible.
Seguí a Cameron hasta salir del edificio.
—Al final resultó ser un viaje interesante —comentó, mientras caminábamos—. No lo esperaba.
—¿Por qué lo dices?
—Por nada en especial. Pero fue interesante, ¿verdad?
—Muy interesante.
—Coincidimos entonces.
Sonreía con suficiencia, como si tuviera el mundo en sus manos. Ojalá yo tuviera ese nivel de seguridad.
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El más dulce de mis errores©
RomanceJade Bell es una joven cuyo único objetivo en la vida es lograr obtener la confianza de su jefe y representar a la empresa en un importante viaje de negocios en Londres. Sin embargo, las oportunidades no siempre llegan como se esperan, y para su des...