Capítulo 19. Dejar el pasado atrás. (3)

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Abrí los ojos debido al movimiento en mi hombro, solté un largo bostezo, restregando mi mejilla contra la suave almohada en que reposaba.

Las melódicas risas femeninas captaron mi atención y afinando mi oído pude percibir otra voz mucho más vieja y molesta.

Era extraño, no recordaba que en mi habitación pudiera entrar una persona así.

Pestañee un par de veces, aclarando mi vista y pasando el dorso de mi mano por uno de mis ojos, retirando las lagañas formadas y unas pocas lágrimas que salieron al bostezar.

Cuando centré mi mirada, pude ver a una mujer vieja, de cabellos canosos sujetados en un peinado en forma de cebolla usando ropas simples de plebeya en color café claro con un mandil de cuerpo completo, las mangas de su ropa hasta el codo y una especie de paño atado en su cabeza. Hablaba animosamente a dos sirvientas que bajaron la cabeza avergonzadas, ella suspiró, negando de un lado a otro, volteando hacia atrás capto mi mirada y sonrió cálidamente.

Le regrese el saludo con una sonrisa incomoda.

¿Por qué una anciana estaba en mi habitación?

—Me alegra este despierto, Lord Raudur.

—¿Uh? —Dije, aún somnoliento.

La anciana mujer resopló, negando de un lado a otro, parecía cansada. Les señaló a las sirvientas una puerta al baño. Girándose y caminando hasta mí, cuidadosamente puso su mano en mi brazo y con un jalón me enderezó. Estaba bastante sorprendido de la inusual fuerza de esa mujer.

—Por las historias de la señora, sé que usted es afectuoso, pero, ¿Le parece si la dejamos descansar?

—¿Eh?

Otro monosílabo salió de mí.

La anciana mujer volvió a negar en silencio, colocando sus dedos índice y medio en su frente, masajeando en círculos.

Al intentar hablar y disculparme, escuche un leve quejido, seguido del movimiento de algo a mi lado, al descender la mirada a mi derecha, note los cabellos lacios albinos, una piel pálida revistada en un suave camisón de color claro, ambos brazos extendidos a cada lado, fruncía su ceño dada su incómoda posición recostada.

Me mordí la lengua suprimiendo un grito pero el rojo de mis mejillas seguramente me delato, sentía la cara caliente.

Con sumo cuidado, deslice el brazo que la sujetaba de los hombros, pasándola por su espalda, me recline en la cama, apoyando mi rodilla en el colchón y mi otra pierna usándola de base con mi pie puesto en el suelo; finalmente pase mi mano por debajo de sus rodillas, medio cargándola la recosté en la cama, asegurándome que su cabeza quedara en la almohada. Al verla tan tranquila, un calor reconfortante lleno mi pecho, pase mi mano por entre su flequillo, despejando la frente e inclinándome la bese.

—*Cof* *Cof*

La nada discreta tos de la anciana me trajo a la realidad. Rápidamente enderece mi postura con la cara cubierta de una intensa vergüenza. Rasque la parte trasera de mi cabeza, riendo exageradamente.

—"¿Qué estupideces estoy haciendo?"

—Lord Raudur.

Sin amor - Ruta alterna CarseinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora