Capítulo 4. Los dados vuelven a lanzarse. (4)

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Dada la orden al cochero, solo restaba explicar con sumo detalle y paciencia infinita a Jieun sobre su inesperado retraso e improvisado campamento.

En cuanto ella lo vio caminar en su dirección, aparto la mirada y cruzando de brazos entró al bosque distanciándose del lugar donde establecerían el campamento, seguía molesta por la forma nada refinada como fue tratada. Él no tenía ganas de lidiar con su aparente pulcritud de dama, solo quería completar este trabajo y dormir unas ocho horas seguidas de sueño.

—...

—Acamparemos esta noche y mañana... —Ella se detuvo al frente de un árbol y giro, centrando su atención en él, levanto una ceja y sonrió irónicamente —¿Qué?

—Nada, solo me sorprende tu decencia de decírmelo en lugar de obligarme a subir al coche como prometiste hacer.

—¡Eso no-!, ¡Agh! —Agitó sus cabellos rojos detrás de su nuca. Resopló y miró directamente a Jieun—¿Crees que a mí me gusta algo de esto?, soy TÚ maldito escolta y te compartas como una mocosa.

—Je, el gran y distinguido Carsein de Rass, denigrado a una mera niñera. Supongo que los criterios del Imperio son menos exigentes con el pasar del tiempo.

—Te escudas en la aparente amabilidad de Ruveliss y la consideración que mi padre te ha mostrado.

—¿Y?, fui clara contigo.—Ella se encogió de hombros, presionando el pecho de Carsein con su dedo índice.— Lo que dure este viaje me voy a divertir.

Carsein apartó la mano de Jieun, apretándola con una clara advertencia, si continuaba con sus juegos infantiles ella pagaría las consecuencias, importándole poco desobedecer las ordenes de su padre.

Desgraciadamente para él, Jieun ya tenía establecida su medida. Podía provocarlo, hostigarlo, causar que explotará en una incontrolable furia pero él... se detendría, no importa que, su mano no le infligirá una herida verdadera.

—"Se podrían decir, que confió en él." —Su mano le fue devuelta, una fina franja colorada se apreciaba en su muñeca, lentamente regresando a su tono natural. —Muy considerado, Sir Carsein.

—Eres una mujer desagra-

Carsein guardó silencio abruptamente. Jieun ladeó el rostro confusa, apenas sus labios se separaron para continuar con su discusión, la mano de Carsein se cernió sobre su boca, señalándole que se mantuviera callada.

Obviamente la chica de cabellos albinos estaba lista a protestar en contra, pero, al ver los ojos de Carsein, tragó saliva y pego sus manos a la madera del árbol detrás suyo. Terribles recuerdos se plagaron su mente.

Tenía que ser una broma, no podía ser posible que después de todo ese tiempo...

El maldito viejo de Jena siguiera jodiendole la existencia.

—Corre. —Susurró Carsein, dejando caer su mano y girando para protegerla. El ornamento de la espada en su cinturón brillaba por la luz del atardecer reflejada.

Jieun se quedó quieta, sus hombros temblando, la frialdad de sus piernas traspasando a sus pies.

Lagrimas que se apiñaban en sus ojos, volviendo borrosa su visión, la constante risa maldita de Jena sonando sin cesar.

¿La muerte es su único compañero de baile?

—¡Jieun! —Gritó Carsein.

Ella salió de su ensimismamiento, el caballero pelirrojo le había dado una bofetada, la marca permanecería un tiempo. Carsein apretaba el mango de la espada desenfundada.

Sin amor - Ruta alterna CarseinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora