Extra 1. El nombre de los gemelos. (1)

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Con un ramo de lirios en sus manos, caminaba hacia la habitación en que su esposa descansaba. Imaginar su expresión resplandeciente rodeada de flores le hizo sonreír sin querer. Aspiró profundamente el aroma desprendido de los pétalos blancos y amarillos de los lirios.

Saludaba a cada uno de los sirvientes que se encontraba en medio del pasillo o en sus cambios de turno. La felicidad se contagiaba fácilmente y las felicitaciones llovían cada día. Incluso, si solo ha pasado una semana.

Al llegar a las puertas de la habitación de su esposa, los guardias en la entrada reverenciaron saludándolo. Con un leve asentimiento correspondió el saludo, indicándoles que abrieran las puertas, ignorando el intento de uno por informarle algo importante. Dando un paso al interior, con su gran sonrisa, el ramo de flores en sus manos y las puertas siendo cerradas a su espalda...

Casi de inmediato perdió su resplandeciente aura. Sus hombros se tensaron y sus dedos se cernieron fuertemente alrededor del papel que decoraba su exuberante ramo de lirios.

Una cabellera rosada, una cabellera castaña y una caballera verde, respectivamente.

Los dueños de tan peculiares tonos, rodeaban cariñosamente a su esposa. Había dos sillas frente a la cama, cada una ocupada. Una de cabellera rosada cargando a un bebé de frágil cabello azul, envuelto en una cálida manta; la otra persona que ocupaba la silla más próxima a su esposa, poseía una cabellera de tono verde y también cargaba un bebé, excepto que su cabello era de un rojo casi rosado por lo delgado de sus hebras.

Y el de cabellera castaña sentado sobre la cama, justamente al lado derecho de su esposa, jugueteando con las hebras de su cabello albino, formando una trenza y enroscándola en una bolita, sujetándola con un par de palillos. Saco un espejo de entre las cobijas, mostrándole el resultado.

Definitivamente la sensación burbujeando desde su estómago e intentando comerse sus propias tripas, no significaba nada.

—¡Fan Qie!, ¡Bienvenido! —Habló en alto el de cabellera castaña, dejando el espejo en mano de su esposa y apresurándose en bajar de la cama, corrió hasta él, deteniéndose al menos dos pasos de distancia.

Su cabello largo hasta sus hombros, dejando el flequillo recto cubriendo su frente y un mechón, el resto se sujetaba en una coleta baja. Su vestimenta consistía en pantalones oscuros, una camisa floja decorada con algunas flores y un cinturón alrededor de su cintura; usando un par de zapatos con una cinta alrededor de sus tobillos.

El niño que él conocía, creció para empezar a llegarle al pecho, sus rasgos dejaron de ser infantiles.

Respiró hondo, recordándose las palabras que su esposa dijo hace tantos años ya...

—¡Trajiste flores!

Sin embargo sus pensamientos fueron interrumpidos y el ramo en sus manos fue tomado con excesiva familiaridad.

—Huelen muy bien. —Dijo él, sonriendo. —Bien hecho, Fan Qie~, —Levantó su pulgar en señal de aprobación.

Sus manos libres del ramo temblaron, apretó los dientes y despacio dejo caer los brazos a sus costados. Sentía su ceja palpitar y las burbujas hirviendo en su estómago.

El ramo que tan metódicamente eligió con ayuda del jardinero y envolvió siguiendo las instrucciones del ama de llaves fue robado frente a sus narices, sin oportunidad de hacer algo al respecto.

—¿Flores?

Interrumpió la suave voz de su esposa, atrayendo la atención de todos.

Su cabello fino de color blanco, contrastaba con el par de adornos de palillos que sostenían el particular peinado hecho, además su pijama de holgado camisón color crema, sus hombros eran cubiertos por un chal en color rojo y la colcha tapando sus piernas. La tranquila y agotada expresión en el rostro de su esposa calmó su molestia. Con una exhalación, cerró sus ojos y destensó sus hombros, lo primordial era estar con su esposa y sus hijos.

Sin amor - Ruta alterna CarseinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora