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Colocó los troncos recién cortados para la leña en el espacio delimitado por un cuadro de piedras pequeñas. Sacudió sus manos limpiando la tierra y arreglando las mangas de sus ropas, se secó el sudor que se deslizaba por su frente.
El nudo del cinturón negro se aflojó, deshaciéndolo completamente volvió a atarlo a un lado, apretando el nudo con bastante fuerza, alisó los pantalones y se detuvo en los curiosos zapatos que dejaban ver parte de su pie.
Seguía sin acostumbrarse del todo a ese tipo de atuendo, poca tela, delgada y fresca, sin adornos u objetos metálicos y brillantes. Además era más resistente de lo que parecía a primera vista.
Las rarezas maravillosas no dejaban de aparecer una tras otras cuando creía haberse acostumbrado.
Alzó su mirada al cielo, el sol empezaba a subir, significaba que pronto sería medio día, ellos regresarían antes del anochecer.
Exhaló, bajando su rostro y rascando su nuca.
Las indicaciones de Liver fueron simples, concisas y amenazantes.
Vio la pequeña cacerola tendida a un lado de la fogata apagada. Debía servir en un plato, llevárselo, asegurarse de que comiera la mitad y bebiera la medicina en polvo.
Con plato y cuchara en mano, se agachó y destapo la pequeña cacerola, metió la cuchara y fue pasando una porción tras otra en el plato, deteniéndose antes de llenarla.
Tapo la cacerola y dejo la cuchara puesta en el plato.
El vapor ascendía mostrando que la avena mantuvo su calor.
Se puso de pie, cuidando no derramar la avena y camino a la segunda tienda del campamento, usando su mano derecha apartó la cortina mirando el interior, giró su cuerpo en dirección a la cama, improvisada, deteniéndose abruptamente, dejando la cortina descender a su espalda rozándole la cara.
Un repentino recuerdo vino a él.
—¿De verdad? Entonces, ¿Qué tipo de mujer te gusta?
Esa había sido la pregunta hecha por la segunda princesa del país de Lua, Frincia de Lua, esperando romper un poco el hielo con él y divertirse al ver un posible romance en proceso.
Sin embargo la respuesta que dio, ya estaba firmemente plantada en su mente y corazón.
—Quiero una mujer como una espada.
La princesa quien había comprendido el significado detrás de la rápida y concisa respuesta se había girado a ver a cierta joven señorita de cabello plateado, intentando transmitir el mensaje. Tristemente su recepción, no fue comprendida, dejando solo una estela de incomodidad y confusión detrás. Por supuesto, esto, era un hecho que también había pasado desapercibido para él mismo.
—Hola, Fan Qie. ¿Terminaste de cortar la leña?
El saludó animoso de Chang Xue lo devolvió a la realidad, asintió en silencio y entró completamente a la tienda. Apartó su vista del par de ojos negros que coincidieron con los propios, desviándose un par de pasos del destino original hacia la mesa de trabajo de Liver, en donde le dejó el cuadro de papel con la medicina en polvo.
Buscó por toda la tabla y no conseguía encontrar el dichoso cuadro de papel blanco opaco que debía resaltar fácilmente entre los muchos frascos, hierbas y piedras extrañas.
Su poca tolerancia a la frustración subió un grado al escuchar la insistente voz de Chang Xue llamándole para atraer su atención.
De verdad no quería voltear, pero si evitaba por quince o veinte segundos más al niño, seguiría insistiendo al punto en que le lanzaría pequeñas piedras como proyectiles. Respirando profundamente giró sobre sus pies, teniendo cuidado que su vista no cayera ni rozara con esa persona.
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Sin amor - Ruta alterna Carsein
FanfictionMientras la Capital de Castina experimenta una revolución histórica. Jieun y Carsein son enviados a una finca en lo que se soluciona el conflicto, sin embargo, antes de llegar a su destino son atacados por un grupo de asesinos contratados por los úl...