Extra 16. La disputa por el caballero. (3)

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Le dolía todo.

Ni el alcohol más fuerte de la taberna conseguía derribarla y causarle tal impacto.

¿Qué había pasado?

Recordaba traer el carrito con los bocadillos preparados en las cocinas, apreciando con gracia e interés lo solitarios que estaban los pasillos de la mansión. Ni el sonido de los pájaros cantando llegaba. Era absurdo el tremendo terror que un grupo de misteriosas ¿personas? Causaba sobre otros.

—"Es ignorancia" —Pensó, dando vuelta en el último pasillo, distinguiendo las puertas dobles de la habitación donde esperaban los enviados de Scarinthus. Se detuvo al llegar, colocando el carrito a un lado, arreglo su mandil, quitando motas de polvo en sus mangas y alisando algunos mechones de su rebelde cabello.

Si tuviera un espejo de mano, verificaría si su apariencia estaba en orden. Ahora le pesaba el descuido en sus hábitos alimenticios, las pocas horas de sueño y el sobre esfuerzo en las tareas físicas más exigente de la casa.

—"De todas formas, ya perdí la motivación de continuar trabajando para los Rass."

Cerró sus ojos, tomando una profunda respiración, exhalo despacio. Hoy, todo eso cambiaría, apenas esa puerta se abriera y estableciera contacto con sus ocupantes. Empezaría un nuevo capítulo de su vida.

En concreto su plan se basaba en explotar al máximo sus habilidades de canjeo desarrolladas por el regateo en los mercados y cuando ayudaba a sus padres a vender sus mercancías hechas a mano antes de mudarse a la Capital.

—"¡Vamos, Dorothea!"

Elevando su puño, golpeo fuerte y repetidamente la puerta, dejó caer su brazo a un lado, contando ansiosamente los segundos.

¿Cómo lucirían? ¿Le cederían una chance de explicarse? ¿O solamente la ignorarían? ¿Y si, acabara muriendo?

Entre todas esas preguntas rondando por su mente, las respuestas jamás llegarían al menos de las formas convencionales que ella imaginaba. Al ver la puerta abrirse despacio, contuvo la respiración, recordando que es una profesional del servicio y aclarando su garganta intento hablar.

—Buenas tard- ¡AHH!

Hasta que todo su mundo se puso de cabeza.

Literalmente.

Algo...

Algo inconcebiblemente poderoso la empujo, separando sus pies de la tierra, enviándola a volar, paso de ver el techo a la alfombra que no habían limpiado. La brusquedad del giro como una rueda concluyo cuando su espalda aterrizo y sintió el golpe en su cabeza. Escuchó el carrito volcándose junto a todo su conteniendo, imaginar el trabajo de limpieza la molesto. Todo ese trabajo por nada.

Debido a un esfuerzo sobre humano, simple terquedad o algo de suerte, mantenía parte de su consciencia. Escucho a alguien maldecir, acercársele y arrodillarse a su lado. Apenas podía ver a esa persona, solo se concentró en su voz. Estaba asustado y preocupado.

¿Por qué? La ataco. No había razón de mostrar simpatía por ella. Y ella tan mareada y confundida, dejo que su enojo se desviara ante la posibilidad de estar perdiendo la vida en ese instante.

Respondió algunas de sus extrañas preguntas.

—"Es mi castigo, por... querer... vengarme de la familia Rass..."

Al cerrar sus ojos, dejando que su vida se viera arrastrada a otro plano de existencia. La voz desconocido le exigió que despertara, pronunciando la más ridícula de todas las preguntas.

Sin amor - Ruta alterna CarseinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora