Capítulo 3. Los dados vuelven a lanzarse. (3)

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El trayecto a la villa privada de la familia Rass tomaba un viaje en coche de dos días, deteniéndose en un pueblo a mitad del camino, para descansar y proseguir por la mañana. En caso de reducir el tiempo de viaje, acamparían, teniendo a disposición guardias que rotarían turnos para la vigilancia previniendo asaltantes casuales, bandidos o animales salvajes.

La opción elegida entorno al adecuado descanso de Lady Jieun Eligere Grasper, no era ninguna de estas. Para que su salida de la capital y la protección de la familia Rass no se revelara ni alertara a otros, se explicó detalladamente el plan a efectuar.

Dentro de los terrenos de la familia Rass, Jieun junto a su escolta designado —Carsein— subirían al coche previamente seleccionado, carente de adornos, banderas o lujos que resaltaran a la vista. Tomarían el camino principal en dirección a la plaza central de la Capital, darían un par de vueltas entre las calles, confundiéndose con la arquitectura y otros coches.

Mantendrían un coche señuelo que tomaría la salida noroeste, en dirección al Reino de Sono.

Ellos irían por la salida oeste de la Capital, repleto de árboles y campos rebosantes de pasto y flores silvestres.

Se detendrían en un pueblos con pocos habitantes, rentando una habitación para Jieun, sería acompañada por Carsein y el cochero permanecería en la ciudad resguardando el coche.

Por la mañana, cambiarían el coche a una carroza de paja con las maletas cubiertas; y sus atuendos sustituidos por ropas de campo. Aparentarían transportar la paja hasta la villa en nombre del Duque de Rass.

Mientras Carsein y Jieun tomaban un desvió a la villa de Rass, un grupo de guardias se encontraría con el conductor para pagar la segunda parte de sus honorarios con extra por su amable discreción, comprobando que ningún rumor estuviera flotando por los alrededores del pueblo.

Dicho plan requería de precisión por los tiempos, llegar al anochecer, irse con el ascenso del sol; gran discreción, cubrir el cabello de Jieun, una capa sobre el uniforme de Carsein; y lo más importante, disciplina.

Siguiendo dicho plan, el éxito estaba asegurado. Incluso si dejaban de margen cuatro días más los cinco que gastarían en el recorrido era un tiempo considerable.

Debelar inadvertidamente la salida de Lady Jieun Eligere Grasper no solo del cobijo de la familia Rass o la familia Imperial, sino, de la Capital, alteraría a los miembros de la religión de la Santa.

El Emperador Ruveliss hablaría con el líder de la religión para llegar a un acuerdo que beneficiara a todos, evitando derramamientos de sangre y rumores infundados del trato recibido por parte de la nobleza.

Con ello, el regreso de Jieun a la Capital se trataría de un camino adornado de flores. Ella solo sonreiría y saludaría, hasta el momento en que entrara al palacio y se encontrara frente a Ruveliss, en ese momento, la verdad ocultada por Jieun junto al anterior Emperador Mirkan, se develaría.

Sin embargo...

Incluso si el destino es tejido por una mano propia, asegurando que nada ni nadie será capaz de intervenir , no es más que la propia mundana creencia de que existe un ente, un alguien o un algo, con las habilidades fundamentales para infligir su propio poder sobre este. Alterándolo al punto en que no hay machar atrás ni una opción a elegir.

Tal cosa, como el destino, no existe.

Es la experiencia vital que se nutre conforme el paso del tiempo. Son las diminutas partículas que fluctúan dentro del escenario y dan nacimiento a las incontables experiencias de un individuo.

Sin amor - Ruta alterna CarseinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora